Fecha de publicación: 7 de mayo de 2019

La parroquia de Nuestra Señora del Rosario en Torvizcón ya se cuenta entre las iglesias de las Alpujarras que custodian las reliquias de los mártires de los años 30 en España. Los restos del mártir que ahora guarda en su seno son los de D. Facundo Fernández, nacido en Válor en 1869, seminarista de San Cecilio y muerto en el cementerio de Berja, pocos meses después del inicio de la guerra civil en nuestro país.

El arzobispo de Granada, D. Javier Martínez, presidió la celebración eucarística junto a los fieles de Torvizcón. “Tener las reliquias de un beato, de un santo, que ha pasado por nuestro pueblo es una bendición y una fuente de intercesión”, afirmó. “Podemos acogernos a él, pedirle al Señor que esas reliquias nos protejan, que protejan a las familias de pueblo, que protejan a los niños, que protejan la vida de vuestra comunidad, que siga siendo bonita”.

Al inicio de la Misa, pudo palparse aun la reunión que acababa de tener lugar en el Salón de Plenos del consistorio entre los vecinos y representantes de Torvizcón y el arzobispo, para hablar sobre la conservación de la vida rural y la vida normalmente más humana y tranquila de los pueblos. “He podido también estar también un ratito con vuestro alcalde, con algunas personas del pueblo. Yo venía a escucharos, pero me habéis escuchado sobre todo vosotros a mí más que yo a vosotros, pero vamos ahora a darle gracias al Señor y a pedir, a pedir por el pueblo, por todas las familias y por todos vosotros. Que podamos vivir una vida como el Señor quiere que es una vida buena, bonita, feliz, en paz. Eso es algo que no tiene precio”, recalcó.

CON CONFIANZA HACIA EL FUTURO

En este tiempo de Pascua, D. Javier recordó ante los fieles de Torvizcón la tradición cristiana de la Iglesia, que viene de los Hechos de los Apóstoles y que ha generado una historia común hasta llegar a la propia comarca alpujarreña. Al mismo tiempo, no dejó de alentarlos a no tener miedo a la hora de mirar al futuro, puesto que “el Señor no nos abandona”.

Con la reliquia del beato mártir frente al altar, D. Javier centró luego su predicación en la iniciativa a la hora de conservar la vida de los pueblos: “que hay que cuidar que los jóvenes no se marchen, que hay que alimentar vocaciones a la agricultura, ¡pues claro que sí! Y sostener a los niños y enseñarles a disfrutar de comerse unos tomates que han plantado. Pero hay que sostener, porque lo otro es perder, y Dios no quiere que perdamos”.

En el ofertorio, los fieles de Torvizcón presentaron entonces como signo en ofrenda algunos productos de la tierra, pidiendo la protección e intercesión del beato D. Facundo Fernández, que pasó algunos de sus primeros años de sacerdocio recién ordenado en este pueblo alpujarreño.

No dejó de animar el arzobispo a los allí presentes “a echarle imaginación” y creatividad a la hora de pensar iniciativas destinadas a la conservación de este tipo de vida en nuestro tiempo, animando a pensar que la vida en el pueblo ofrece un tipo de seguridad que no la da a veces la vida en la ciudad.

El acto concluyó con un ágape fraterno que convidó a todos los presentes a última hora de la tarde, para celebrar la llegada de las reliquias de D. Facundo Fernández y en donde continuó la animada charla sobre el futuro de los pueblos de la Alpujarra.

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Ignacio Álvarez
Secretariado de Medios de Comunicación Social
Arzobispado de Granada