El Arzobispado de Granada está desarrollando un anteproyecto llamado “Tierras vivas”, con el que se quiere contribuir a aliviar, en la medida de lo posible, la necesidad que miles de familias padecen en la situación actual de desempleo, de crisis y de inseguridad de los planteamientos económicos actuales.

En este sentido, la Diócesis de Granada quiere poner a disposición de personas y familias en paro -muchas de ellas con el subsidio de desempleo agotado- algunas tierras propiedad de la Archidiócesis de Granada para que sean cultivadas y trabajadas por ellas, de tal forma que su recolección sirva para su propia subsistencia y, si fuera posible, también para la comercialización y la venta de los productos de su trabajo.

Con esta iniciativa y en el actual contexto de dificultades económicas para miles de familias, la Iglesia de Granada trata de poner en obra algunos principios fundamentales de la enseñanza social de la Iglesia, así como promover la creación o la reconstrucción de unas comunidades humanas fraternas y solidarias “y lo suficientemente bellas como para facilitar o hacer posible el crecimiento humano y moral de todas las personas implicadas”, señala el anteproyecto.

El fin último del anteproyecto es “vivir, expresar y fomentar, en el contexto de nuestra sociedad actual, la cultura de la verdad y del amor que nacen de la fe cristiana, o más bien, que son la fe cristiana vivida”.

Aspectos
El anteproyecto contempla una cooperación estrecha entre el Arzobispado, Cáritas Diocesana y su red de Cáritas parroquiales, y las propias parroquias. Asimismo, el futuro proyecto, que se desea vea la luz el próximo otoño, estará abierto a la cooperación de cuantas instituciones eclesiásticas o civiles, o personas físicas y corporativas civiles lo deseen.

El anteproyecto, en el que está trabajando intensamente el Arzobispado, contempla una forma de cultivo que produzca una agricultura ecológica de excelencia y que sea lo menos dependiente posible de maquinaria y de combustibles fósiles. Asimismo, el anteproyecto contempla la promoción de formas alternativas, más humanas y sostenibles de producción y comercialización local, así como fomentar nuevos hábitos de consumo, incluyendo un cultivo basado en la sobriedad y la preferencia de lo artesano frente a lo manufacturado, así como por lo próximo frente a lo proveniente de lugares lejanos.

Por otra parte, el anteproyecto también contempla el desarrollo, en la medida de lo posible, de instrumentos y actividades complementarias para llevar a cabo la actividad agrícola, tanto de formación como respecto al envase, a la conserva o a la comercialización y a la distribución de los productos, o la constitución de cooperativas de productores.

Leer anexo