Fecha de publicación: 10 de marzo de 2021

Nació en La Rioja, una tierra que por el siglo XI estaba invadida por los moros. Era una joven a la que le gustaba el silencio y la oración. Era una enamorada de Dios. Un día de romería llegó al monasterio de San Millán de la Cogolla, donde conoció a su prior Santo Domingo de Silos.

Con él empezó un camino de entrega y consagración al Señor. Al parecer le abrieron un hueco en la celda de la iglesia de San Millán, frente al altar mayor donde cantaba el coro de monjes, es decir.

Fue prácticamente emparedada a voluntad, para poder crecer en su camino de ascesis y pertenencia espiritual a Dios, combatiendo contra las tentaciones del demonio. A las mujeres como ella se las conocía coloquialmente como “las emparedadas”, que leían mientras las Escrituras y se entregaban a la oración.

Después de su reclusión, vino Santo Domingo a asistirla, pues cayó gravemente enferma. Áurea se persignó y terminó entregando su vida a Dios después de su largo encierro.