Fecha de publicación: 24 de abril de 2022

La ciudad de Milán fue su cuna, habiendo nacido y sido bautizado el mismo día 11 de marzo de 1841. Se le puso el nombre compuesto de Ángel-Hércules, que han sido como una premonición del espíritu y fuerza, que había de caracterizar su personalidad.

La llamada de Dios la siguió pronto: fino de conciencia, dejó un buen trabajo en un banco y, altruista ante el que sufre, se ofreció a ayudar al traslado de los soldados heridos que llegaban de la batalla de Magenta, cerca de Milán. Admirado de la entrega que entonces descubrió en los Hermanos de San Juan de Dios, a los 19 años pidió el ingreso en la Orden Hospitalaria.

Con el nombre de Benito inició la vida religiosa y se consagró a Dios y a la asistencia de los enfermos; con el mismo nombre le veneraremos como San Benito Menni..
Durante sus estudios de enfermería y sacerdotales fue forjando su personalidad religioso-hospitalaria, que puso a disposición de los superiores, es decir de la causa en favor de la sociedad más necesitada, como eran tantos enfermos.

Destinado a España en 1867, llevó a cabo sus dos grandes obras: la restauración de la Orden de San Juan de Dios y la fundación de la Congregación femenina, ” Hermanas Hospitalarias del Sdo. Corazón de Jesús “. Con la llegada a Granada, Benito Menni entra en contacto con dos jóvenes, María Josefa Recio y María Angustias Giménez, las cuales serán en 1881 la semilla de una nueva Institución sanitaria, netamente femenina, con característica específica para la asistencia psiquiátrica.

En Ciempozuelos, Madrid, tiene su origen y se constituye la Casa Madre de la “Congregación de las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús”, la cual es aprobada por la Santa Sede en 1901. Benito Menni, en cuanto Fundador y Padre espiritual, les infundió su espíritu característico juandediano, continuando durante más de 30 años su dirección y formación ascético-hospitalaria.

La magna obra que Benito Menni realizó como restaurador y fundador se extendió, llamado por la Santa Sede, en favor de toda la Orden siendo nombrado primero Visitador Apostólico de la misma y a continuación como Superior General. Sus dos últimos años los pasó en humildad y purificación, muriendo santamente, lleno de méritos, en Dinán, Francia, el 24 de abril de 1914.

Sus restos, trasladados por sus Hermanos de España a Ciempozuelos, hoy son venerados bajo el altar central de la “Capilla de los Fundadores” en la Casa Madre de sus Hijas Hospitalarias de Ciempozuelos.