Fecha de publicación: 11 de noviembre de 2019

María Emilia Riquelme y Zayas ya descansa en la Casa Madre como beata desde el pasado sábado 9 de noviembre por la tarde, cuando regresaba a su lugar de origen tras la ceremonia de beatificación que tuvo lugar esa mañana en la S.I Catedral. La urna con el cuerpo de la fundadora de las Misioneras del Santísimo Sacramento y María Inmaculada salía a media tarde por la puerta principal de la Catedral granadina, llevada a hombros por miembros de la Hermandad de la Concepción. El traslado de la nueva beata granadina desde la S.I Catedral hasta la Casa Madre fue la primera expresión pública de devoción a María Emilia Riquelme, por cuya intercesión Dios obró el milagro de curación del colombiano Nelson Yepes, que padecía una pancreatitis severa.

En el traslado le acompañaron numerosas personas, entre ellas los peregrinos que desde distintos países y de ciudades españolas se han desplazado a Granada para asistir a esta beatificación, así como miembros de la familia missami, laicos de la congregación, voluntarios y clero diocesano, como el Vicario de la Zona Territorial I, D. Francisco Tejerizo. Junto a ellos, también acompañó la urna en este traslado el obispo de Colombia, D. Luis Gabriel Ramírez, que ha acompañado a los peregrinos de este país durante toda la semana.

Una vez en la Casa Madre con la nueva beata, las hermanas de la congregación se reunieron para compartir juntas una de las primeras celebraciones de oración y veneración junto a su fundadora.

Al día siguiente, de nuevo, mil personas se congregaron en la S.I Catedral para dar gracias a Dios por la beatificación de María Emilia Riquelme y Zayas, una mujer con gran dote y bien posicionada en su época (nacida en 1847) que decidió consagrarse al Señor y dar todo lo que tenía. Una vocación a la vida consagrada que, pese a intentarlo en distintas congregaciones, no encontró un lugar hasta participar en unos ejercicios espirituales y de horas de adoración al Santísimo Sacramento, dando así origen a una congregación fundada en 1896 y expandida hoy en países como Bolivia o Colombia, centrada en la adoración eucarística, el amor a María Inmaculada y la misión.

La Santa Misa de acción de gracias estuvo presidida por Mons. Javier Martínez, arzobispo de Granada, y concelebrada por los obispos de Colombia, D. Luis Gabriel Ramírez, y de Brasil, Paulo Romeu, así como sacerdotes, entre ellos el misionero José Manuel Barrio de 93 años de edad y muy vinculado a la congregación en el estado de Beni, en la selva boliviana.

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Paqui Pallarés
Directora de Medios de Comunicación Social
Arzobispado de Granada