“100 años de apostolado de testimonio” es un libro dedicado a la figura del Beato jiennense Manuel Lozano Garrido, más conocido como “Lolo”, compuesto por distintos testimonios directos de personas que lo conocieron.

“La figura de Lolo no solo es encomiable por todo lo que vivió sino que también es un regalo poder tocar a este beato tan cercano temporalmente, quizás estamos más acostumbrados a figuras de santos más alejados en épocas históricas, Lolo es un beato de nuestro tiempo. En este libro las letras están vivas”, comenta Ignacio Segura, autor del libro.

La presentación será mañana, día 19, a las 17:30 horas en la sede de la ONCE en Granada y la entrada será libre. Las personas interesadas en esta publicación, cuyo contenido fue recogido progresivamente por el autor de manera personal a lo largo del 2021, podrán adquirirla después de la presentación.

El libro cuenta con el prólogo de Mons. Rafael Higueras Álamos, postulador de la causa de canonización de Manuel Lozano Garrido “Lolo.

Ignacio Segura es afiliado a la ONCE al igual que también lo fue Lolo en sus últimos años de vida cuando se quedó ciego debido a su enfermedad y padecimientos.

PIEDAD, ESTUDIO Y ACCIÓN

Manuel Lozano nació en Linares (Jaén) el 9 de agosto de 1920. En el año 1931 inició sus estudios de Bachillerato e ingresó como socio Junior en el recién creado centro de Jóvenes de Acción Católica. Aquellos años fueron para Lolo algo así como una prolongada vigilia, en la que los tres pilares “piedad, estudio y acción” fueron las armas que le prepararon para la gran prueba. En el Centro de Juventud fe Acción Católica fue incluido en un grupo de futuros dirigentes.

Era consciente del riesgo que suponían en los tiempos azarosos de la guerra civil sus actividades, en especial la distribución de la Eucaristía a los enfermos. El 13 de febrero de 1938 fue encarcelado durante tres meses. Ya antes de terminar la guerra aparecen los síntomas de una enfermedad reumática que le iría impidiendo progresivamente los movimientos.

Tras acabar la guerra retoma sus estudios y su actividad apostólica. En 1939 fue nombrado vicesecretario general de su Centro de Juventud de Acción Católica.

Comienza a colaborar en unas emisiones de radio. El avance lento pero progresivo de su enfermedad no le impidió ejercer una intensa actividad intelectual y literaria: dirigió la revista “Cruzada”, publicó varios libros (El primero “El sillón de ruedas” en 1961) y artículos.

Era consciente de que su misión era dar testimonio de que sus dolores y sufrimientos podían ser soportables. Escribió sobre su amor a la Virgen, sobre la oración y la Eucaristía. Vivió con gozo la convocatoria del Concilio Vaticano II. El 3 de noviembre de 1971 entregó su alma a Dios.

María José Aguilar
Secretariado de Medios de Comunicación Social