Décadas después de que este Papa hablase de educación, culminando ese congreso nacional de profesores cristianos en el Almanjáyar, se levantaba un centro educativo vecino a aquella explanada destinado a formar a los futuros educadores que se forman en los grados y ciclos formativos de Magisterio, además de Scholas Ocurrentes.

Por ello los alumnos que estudian en este centro del Almanjáyar cuentan con Juan Pablo II como protector. Así lo refleja la estatua del claustro exterior, que recuerda el paso misionero del Santo Padre por la archidiócesis. “Quise reflejar esa característica suya de viajar y acercarse a las personas”, dice el escultor Ramiro Mejías, que explica así el movimiento de la estatua.

UNA RELIQUIA QUE HABLA DE FRATERNIDAD

Además de ello, desde hace casi cuatro años el altar de la capilla cuenta con una reliquia del Papa polaco. Se trata de una gota de su sangre, que fue donada por quien fue su secretario personal y arzobispo de Cracovia, D. Stanislaw Dziwisz. La donación se debe a la fraternidad entre ambas diócesis, fruto de la colaboración que se da entre el Instituto de Filosofía Edith Stein y la Universidad Pontificia Juan Pablo II.

“Las reliquias de los santos se ubican en los altares, porque ellos encarnan el Cuerpo de Cristo, que es lo que sucede sobre el altar en la Eucaristía”, explica el párroco de La Inmaculada, D. Ildefonso Fernández-Fígares. “Juan Pablo II fue capellán universitario y cuando fue Papa promovió las Jornadas Mundiales de la Juventud. Su presencia tiene entonces mucho sentido en este centro”.

Bajo el amparo de este santo patrono que pisó la tierra granadina, camina ahora la parroquia personal de La Inmaculada, constituida como tal hace poco más de un año para salir al encuentro de los jóvenes alumnos y profesores del centro.

Ignacio Álvarez
Secretariado de Medios de Comunicación Social