La tradicional ofrenda floral a la Virgen de las Angustias se celebró el jueves 15 de septiembre, en la Festividad que lleva su nombre, en la fachada de la Basílica de Nuestra Señora de las Angustias, donde miles de granadinos acuden a depositar sus flores como ofrenda a la Patrona de Granada. Entre los miles de granadinos que asistieron se encontraban el Arzobispo de Granada, Mons. Javier Martínez, que estuvo acompañado por el párroco de la Basílica, D. Francisco Molina, y diversas autoridadeds municipales, como el alcalde José Torres Hurtado.

Como todos los granadinos, Mons. Javier Martínez realizó la ofrenda floral a la Virgen de las Angustias y permaneció durante toda la tarde saludando y recibiendo a las personas que pasaban por delante de la Patrona para dejar sus ramos de flores. Asimismo, la Hermandad de las Angustias y el resto de instituciones de la ciudad hicieron su ofrenda a la Virgen.

Eucaristía
Tras la ofrenda en la Basílica, Mons. Javier Martínez ofició la Eucaristía en la Basílica, en cuya homilía el Arzobispo de Granada se dirigió a todos los granadinos de quienes dijo son “rostros que expresan la gratitud, la gratitud por un poder recibido o la gratitud por la presencia y la compañía de la Virgen en la vida, la gratitud por el don de Cristo y por la gracia de Cristo y por la comunión de la Iglesia y por lo que Dios nos ha dado en entregarnos a su hijo Jesucristo. Flores que expresan amor, amor a Nuestra Madre”.

“En las flores también en muchas de ellas vienen muchas súplicas, muchas oraciones, muchas peticiones. El ratito que yo he estado, tantas personas, según pasaban, a la hora de estrecharte la mano: pida usted por mí, pida usted por mi hijo… bendígame para que le pueda llevar la bendición a alguien que tengo enfermo en el hospital, me operan de un cáncer esta semana… todas las súplicas que con los ojos decían muchas personas, que la Virgen escuche tu oración, al mismo tiempo que las bendecía. Y me decían pida usted para que sea así. Pues todos juntos, la Iglesia de Dios, ahora mismo, los que estamos aquí, le presentamos a Nuestra Madre, le presentamos a Dios por la intercesión de Nuestra Madre, todas esas súplicas, que llevamos en el corazón, algunas de ellas no se han expresado, tantas hay que se quedan sin expresar, que se expresan en la forma de un ramo de flores, de esos que están puestos ahí en la portada, en la fachada de la Iglesia”, explicó el Arzobispo.

“Te presentamos estos sufrimientos conscientes de que son igual que cuando presentamos el pan, se nos devuelve el cuerpo de Cristo, nuestros sufrimientos que se nos devuelven son la Pasión de Cristo y han perdido todo el poder de destruir nuestra esperanza y nuestro alegría, nuestro amor, nuestra vocación a la vida eterna, no puede ni siquiera la muerte destruir eso, por eso podemos celebrar la Pasión de Cristo, y por eso podemos celebrar el dolor de la Virgen, y por eso podemos celebrar esa imagen de Cristo muerto, porque esa muerte es el sentido de nuestra vida, y ese dolor el brote de nuestra alegría y nuestra esperanza, y ese sufrimiento y esa Pasión es el precio de nuestro contento, de nuestra libertad como hijos de Dios, que ni siquiera el temor a la muerte ni siquiera el temor a las circunstancias duras de la vida tienen el poder de destruir y de atentar”, concluyó Mons. Javier Martínez.