Fecha de publicación: 18 de noviembre de 2019

La Cruz de Lampedusa continúa su recorrido por la Diócesis, tras presidir este fin de semana las celebraciones en la S.I Catedral, con la vigilia de oración el sábado y la Eucaristía presidida por nuestro arzobispo el domingo, coincidiendo con la Jornada Mundial de los Pobres. El canto en la liturgia en ambas celebraciones estuvo animada por un coro de senegaleses católicos.

Esta cruz, hecha con trozos de madera de las pateras que naufragaron en 2013 frente a la costa italiana donde murieron casi 400 personas, presidió la Santa Misa en la Catedral. Acompañado por el Pueblo cristiano, y a la luz del Evangelio ese día, nuestro arzobispo Mons. Javier Martínez habló de la presencia del mal en la historia y de cómo Dios, a lo largo de todo el Antiguo Testamento, educa al pueblo para la acogida de Cristo, Redentor del mundo. Frente a la pregunta de dónde está Dios ante el mal en el mundo, D. Javier subrayó que Dios está junto a las víctimas, frente a la tendencia actual del hombre moderno de buscar rápidamente culpables ante el mal y hacerlo contra Dios. De Dios destacó Su amor infinito por cada uno de nosotros donde el mal “sólo representa una herida”.

JORNADA MUNDIAL DE LOS POBRES
La III Jornada Mundial de los Pobres, convocada por el Papa Francisco para la Iglesia universal, fue otro aspecto abordado por nuestro arzobispo, que invitaba a los fieles a cultivar el amor unos con otros. Para ello propuso que cada uno de nosotros una vez al día ayudemos a alguien que lo necesite, bien acompañando en la soledad a una persona o escuchándola, entre otras cosas. “Las tenemos cerca. Empecemos a vivir con los ojos abiertos”, señaló Mons. Martínez, quien explicaba que hoy vivimos la pobreza en forma de soledad. “Que crezca en nuestro corazón esos gestos humanos”, indicó. “El mundo se cambia cambiando nuestro corazón por el amor de Dios y que ese amor crezca en nosotros”, es decir, “sembrando amor en nuestro entorno”. “Esta es la única respuesta del cristiano a este mundo: ser un foco de amor”, explicó. Mons. Martínez terminó su homilía pidiendo la intercesión de la Virgen María “para ayudarnos a vivir así”.

Precisamente, entre los fieles congregados, se encontraban también las Hermanitas del Cordero, que viven el Evangelio buscando a las personas que se encuentran en la calle, a las que llaman “amigos”, conversando con ellos, dándoles de comer y rezando por ellos en sus encuentros de oración personal y comunitaria.

La Santa Misa concluyó con una fotografía de familia a los pies del altar de D. Javier y el Delegado de Migraciones con la comunidad de fieles senegaleses católicos, que animaron la liturgia con sus cantos.

Paqui Pallarés
Directora Medios de Comunicación Social
Arzobispado de Granada

Escuchar homilía