Fecha de publicación: 14 de febrero de 2020

Lurín es un pueblo que viene forjando su historia gracias a la participación de grandes personajes; algunos originarios, otros procedentes de diversos lugares. Cada uno de ellos, en su tiempo han servido de guía a las nuevas generaciones, confirmando concretamente aquella promesa de Longfellow en su Salmo de Vida: “La vida de los grandes hombres nos dan ejemplo para sublimar las nuestras propias y para el día de la partida dejemos nuestras huellas impresas en las arenas del tiempo”.

El R.P. Juan Romero López es uno de los grandes personajes de nuestro tiempo, quién el día 31 de enero próximo pasado partió a la eternidad, después de ofrecer más de cuatro décadas su esfuerzo, su dedicación, su trabajo y su vida al servicio de la fe cristiana en todo el Cono Sur de Lima, desde el valle de Lurín, la Tablada del mismo nombre y todos los distritos balnearios hasta Pucusana, lo que es hoy la jurisdicción de la Diócesis de Lurín.

Sin pretender que sea éste un apunte biográfico sobre el R.P. Juan Romero López, deseo resaltar dos de sus grandes tareas que le correspondió realizar como tributo de todos aquellos que lo conocimos en su verdadera dimensión, puesto que la historia nos ofrece la posibilidad de valorar a todos aquellos que han contribuido al bien de la humanidad; por lo tanto, es obra de justicia valorar a personajes que nos han entregado un mensaje de fe y de esperanza.

FORJADOR DE JUVENTUDES
Hacia 1964, en Lurín sólo existían tres instituciones educativas: la entonces Escuela Primaria de Varones Nº 412 (hoy I.E. 6008), la Escuela Primaria de Mujeres Nº (hoy I. E. 7056) y el Colegio Nacional Mixto de Lurín (hoy I.E. José Faustino Sánchez Carrión).

Con muy buena visión de futuro, el R.P. Juan Romero López, junto con el Equipo Pastoral venidos de España, integrado por los sacerdotes Pedro Jacinto Tortosa Teruel, Luis Vásquez Vásquez, Jesús Jiménez Durand, José López López, y las religiosas de la Congregación Hijas de Cristo Rey bajo la dirección de la R.M. Adelina Medina; se encarga de llenar ese vacío educativo y se convierte en forjador de juventudes, gracias a su gran impulso espiritual que le caracterizaba, inspiró y dirigió una serie de II.EE. en toda la jurisdicción del Cono Sur de Lima.

Surge el Colegio Parroquial San Pedro de Lurín, dirigido a la población escolar de Educación Inicial y Primaria; el Colegio Parroquial Santísima Trinidad que se inició como Instituto Parroquial Santísima Trinidad de Lurín de Educación Secundaria Comercial e Industrial. Estos dos centros de estudios hoy están unificados en I.E.A.C. San Pedro – Santísima Trinidad de Lurín. Así mismo se creó la Academia de Corte y Confección de Lurín, con sus filiales en José Gálvez Y Pucusana, esta Academia se convirtió en CENECAPE, hoy CETPRO Santísima Trinidad de Lurín.

En Pucusana, el Colegio Parroquial Ave María para Jardín y Transición y el Colegio Parroquial de Educación Secundaria Común Stella Maris; en San Bartolo, el Colegio Parroquial El Reino de Cristo; y en José Gálvez, el Colegio Parroquial Nuestro Salvador.

Muchos años después, le correspondió aperturar las II.EE.PP. San Salvador de Pachacámac; San José de los Balnearios del Sur y el Instituto Pedagógico Bartolomé Herrera, en Punta Negra; La Resurrección del Señor, en Santa María del Mar; y su última gran obra educativa, San Juan de la Cruz en la zona de Km. 40 y Nuevo Lurín. Gracias a su valor espiritual y calidad docente, el R.P. Juan Romero López hizo realidad el lema que siempre se destacó en la insignia escolar: “DAR EDUCACIÓN QUE DIRIJA NUESTRAS VIDAS”.

DEFENSOR DE LA SEDE DE LA CATEDRAL DE LURÍN

Con esta palabra bíblica, desde los años sesenta del siglo anterior, el R.P. Juan Romero López predicó como párroco de este ámbito geográfico, el mensaje divino así como lo hicieron Bernardino de Almanza (1591), Gerónimo de Salazar (1644), Toribio Luxán (1726), Bartolomé Herrera (1840) entre más de un centenar de misioneros, curas doctrineros y sacerdotes, cumpliendo su misión evangelizadora para dejar encendido el combustible de nuestras vidas.

Por Bula Pontificia emitida en 1996, el Papa Juan Pablo II creó la Diócesis de Lurín, convirtiéndose el Templo “San Pedro de Lurín” en Catedral y su parroquia sede de la diócesis de Lurín, que comprende los distritos de Lurín, Pachacámac, San Juan de Miraflores, Villa María del Triunfo, Villa El Salvador, Punta Hermosa, Punta Negra, San Bartolo, Santa María del Mar y Pucusana.

Al R.P. Juan Romero López le correspondió plantear y defender con argumentos históricos las razones de estos merecimientos.

En la Toma de Posesión Canónica y la Creación de la Nueva Diócesis del sábado 25 de enero de 1997, el Cardenal Augusto Vargas Alzamora, S.J., Arzobispo de Lima y Primado del Perú entregó el Báculo, símbolo de la autoridad del Obispo, a Monseñor José Ramón Gurruchaga Ezama, SDB, convirtiéndose en Primer Obispo de Lurín, con el lema “Tenemos más futuro pasado”. El segundo Obispo de Lurín es S.E.R. Mons. Carlos Enrique García Camader, cuyo lema episcopal es “No temas”.

En esta importante ceremonia, al R.P. Juan Romero López le correspondió el honor de hacer la lectura de la reseña histórica. He aquí un extracto de esta reseña: “…En los últimos años con el crecimiento poblacional de la gran Lima por migraciones de los diferentes puntos del país y dirigida esta afluencia hacia el cono sur, más específico al valle de Lurín, es que se ha visto la Parroquia de San Pedro de Lurín en fraccionarse originalmente en 11 nuevas parroquias, y estas luego fueron subdivididas hasta formar las 26 nuevas parroquias que constituyen la flamante Diócesis de Lurín.

Finalmente, el aporte de la Iglesia en el ámbito educacional y de salud ha sido decisivo en todas y cada una de estas parroquias a tal punto que ha permitido el desarrollo de toda esta área. La Iglesia ha jugado, juega y seguirá jugando un rol importante de equilibrio y progreso en nuestra nueva Diócesis”.

Como homenaje al R.P. Juan Romero López puedo decir parafraseando a Stephan Spender: “Mi pensamiento no se aparta de los que fueron grandes verdaderamente…Llevo escrito los nombres de quienes dedicaron su vida a luchar por el triunfo de la vida, de los que llevaron en su corazón el corazón de la llama. Ellos nacieron del Sol y por breve tiempo, caminaron en dirección al Sol; y al desaparecer dejaron una estela de gloria en el aire transparente”.

Eres, R.P. Juan Romero López, recordando la frase relacionada con Chiara Corbella, “un personaje que naciste para no morir nunca”.

Aurelio Gerónimo Ávila Reyes,
Ex-director del C.P. San Pedro de Lurín (1976 – 1980)