Fecha de publicación: 9 de abril de 2013

 

 

 

D. Gabriel Richi Alberti ha analizado el Concilio Vaticano II y la Iglesia actual en la IV Jornada de Teología.

“El Concilio Vaticano II: ¿Un concilio eclesiológico?” es el título de la IV Jornada de Teología celebrada ayer en el Seminario Diocesano “San Cecilio”, sede del Instituto de Teología “Lumen Gentium” de la Archidiócesis de Granada.

El ponente de esta Jornada fue D. Gabriel Richi, Catedrático de Teología Sistemática en la Facultad de Teología de la Universidad Eclesiástica “San Dámaso” de Madrid, al que está afiliado el Instituto “Lumen Gentium”, que fue presentado por el Arzobispo de Granada, D. Javier Martínez. Al acto acudieron también el Director de este Instituto de Teología, D. Miguel Peinado, sacerdotes, algunas personas relacionadas con los centros superiores de enseñanza de la Diócesis y los tres Seminarios presentes en Granada junto a sus rectores y formadores: el Seminario Mayor “San Cecilio”, el Seminario “Redemptoris Mater” y el Seminario Menor “Virgen de Nazaret”.

Concilio dedicado a la Iglesia
D. Gabriel Richi dedicó su ponencia al Concilio Vaticano II, a sus orígenes, su puesta en práctica y a cómo quedó plasmado en la Constitución Dogmática “Lumen Gentium”.

En este contexto, el Catedrático comenzó su intervención afirmando que fue un concilio dedicado a la Iglesia. La pregunta “Iglesia, ¿qué dices de ti misma?” fue el motivo principal de hacer el Concilio para llegar a otras cuestiones sobre las que se quería definir su papel en ese nuevo tiempo que comenzaba: “¿Vale la pena que la Iglesia se ocupe de sí misma?” o “¿La Iglesia por sí misma tiene algún interés para el hombre?”,  preguntaba D. Gabriel Richi para explicar el planteamiento que tuvieron los padres sinodales al hacer los estudios previos a la redacción de la Constitución conciliar “Lumen Gentium”.

Dios y el hombre
Ante estas cuestiones, D. Gabriel Richi explicó que la Iglesia había perdido al hombre como interlocutor, que había que hacer una renovación de la fe con vistas al mundo, a la misión de la Iglesia. Además, comentó que hablando de Jesucristo se conseguiría poder hablar de Dios y el mundo y que el Misterio de Dios Trinitario ayudaría al hombre. “Toda la importancia de la Iglesia se deriva de su conexión con Cristo”, afirmó el ponente, poniendo como objetivo de la Iglesia su renovación para “ser misionera”. Y puso como ejemplo las palabras del Papa emérito Benedicto XVI en la apertura del Año de la fe, que decía que lo más importante es que se reavivara la tensión y el anhelo de volver a anunciar a Cristo al hombre.

Más tarde, abordó la presentación de la Constitución “Lumen Gentium”, y desarrolló su estructura invitandorichi_gabriel siempre a buscar los textos originales emanados del Concilio Vaticano II. En este momento, explicó que en ella se encuentra la respuesta al ser de la Iglesia, que acontece bajo los principios sacramental y de santidad, basando su origen en el Dios Trino. “La Iglesia es el pueblo de Dios que nace de la Trinidad”, culminaba D. Gabriel Richi. Entonces explicó que la Iglesia “es en Cristo un Sacramento”, hablando de su principio sacramental, y que el pueblo de Dios, los cristianos, tiene la “vocación de la santidad”: “Es un pueblo peregrino hacia la patria celeste”, comentaba.

El sacerdote también se refirió a la comunión dentro de la Iglesia, que nace de la Trinidad y de los sacramentos, de la Eucaristía y el Bautismo especialmente. Así, explicaba que la pertenencia a la Iglesia y la plena comunión hacen posible su orden y su gobierno, hasta convertirse en una Iglesia como comunión de iglesias.

La Virgen como modelo y los laicos
Uno de los principios que quedaron plasmados en la “Lumen Gentium” fue el principio mariano de la eclesiología, afirmaba el ponente, es decir, que la Iglesia tiene como modelo a la Virgen María, por su perfección y naturaleza. Además, el padre Richi se refirió al papel de los laicos en el mundo, poniendo como ejemplo el proceso de redacción de la Constitución conciliar y su referencia a ser testigos de Cristo resucitado, premisa que sobre la que los presentes se refirieron en el diálogo posterior a la conferencia, junto a diversos temas comentados, como los sacramentos y cómo pueden ayudar al hombre junto al anuncio del Evangelio.