“Oye, ¿y quién es la patrona de Venezuela?”, “-La virgen de Coromoto”, “-¿Y por qué no lo celebramos en la parroquia?”. Así fue como empezó a fraguarse la colaboración entre la asociación Familias Solidarias y la parroquia San Juan María Vianney. Los venezolanos que se juntaron a cantar y celebrar la Eucaristía aquel día no se imaginaban que brindaban la oportunidad para que muchas otras familias de refugiados pudiesen hacer frente a su difícil situación.

PREOCUPADOS POR LOS REFUGIADOS
La asociación nace hace unos años desde la preocupación de un grupo de laicos con experiencia en proyectos de desarrollo, que veían con seriedad esa llegada masiva de refugiados e inmigrantes de diversas partes del mundo –especialmente de Venezuela–, a nuestro país. “Lógicamente esta gente que llega aquí no viene por gusto sino que sale de su país por unas circunstancias muy particulares. No tienen agua, luz… nada, y buscan la fórmula de salir adelante en otro país”, explica el vicepresidente de la asociación y parroquiano de Vianney, Ricardo De la Hoz.

Por mediación de la Asociación, poco a poco empiezan a ser atendidas en Granada familias de refugiados, en su mayoría venezolanos, que se encuentran en una situación burocrática incierta, sin hogar ni posibilidad legal de trabajo durante un periodo de más de un año. La ayuda que pretende prestar esta asociación es integral: les buscan comida, casa y luchan por su integración laboral y social.

La amistad de De la Hoz con el párroco, D. Francisco-Javier Espigares, posibilitó que ahora la parroquia haya podido prestar ayuda gracias al apoyo de sus fieles, por medio de alguna colecta convocada por redes sociales, además de la Cáritas parroquial. “Gracias a Familias Solidarias la ayuda que se presta es muy integral, y gracias a la parroquia también mucha de esa gente de Familias Solidarias que están sin bautizar, o sin casar o sin confirmar, lo hacen”, cuenta Espigares.

FAMILIAS QUE AYUDAN A FAMILIAS
Ahora sin subvenciones públicas, la asociación logra atender milagrosamente a cientos de personas gracias al boca a boca y a la solidaridad de muchísimas familias granadinas, que prestan su apoyo a los refugiados. “He conocido a gente cuando han venido a casa a recoger cosas, he sabido de su vida, de sus historias. Me da pena por el impacto que supone. Tienen bebés que necesitan leche, ropilla, etc.”, dice una de las colaboradoras.

Son bastantes las familias que siguen llegando los sábados por la mañana al Colegio Ave María San Cristóbal, lugar en el que se hacen los repartos. Ahora mismo la asociación afirmaba haber atendido a unas 1425 personas procedentes de países como Venezuela, El Salvador, Honduras, Guatemala, Ecuador, Cuba, Brasil, Argelia, Siria, Palestina, Liberia, Guinea Conakry o Senegal. “Ahí está todo el mundo metido”, dice Orlando, venezolano vinculado tanto a la parroquia como a la asociación. “A veces retiramos alimentos y otras veces no, para que también otras familias puedan beneficiarse”, confiesa.

Lo cierto es que la asociación sigue enfrentándose a una gran necesidad, atendiendo a más de una docena de personas nuevas por semana. Las familias o empresas que deseen contribuir con alimentos, ropa o cualquier otro tipo de bienes, pueden ponerse en contacto con la asociación desde el mail info@familiasamigas.org o visitando sus redes sociales.

Ignacio Álvarez
Secretariado de Medios de Comunicación Social
Arzobispado de Granada

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