Del Santo Evangelio según San Juan

José de Arimatea,
que era discípulo clandestino de Jesús por miedo a los judíos,
pidió a Pilato que le dejara llevarse el cuerpo de Jesús.
Y Pilato lo autorizó. El fue entonces y se llevó el cuerpo.
Llegó también Nicodemo, el que había ido a verlo de noche,
y trajo unas cien libras de una mixtura de mirra y áloe.
Tomaron el cuerpo de Jesús y lo vendaron todo, con los aromas, según se acostumbra a enterrar entre los judíos.

Tu Descendimiento, Señor, revela tu debilidad: dejaste tu condición divina, para identificarte con los débiles y manifestar la derrota de la fuerza del mal

Tu Descendimiento, desvela la mansedumbre de Dios, que no pretende imponerse, ni ser aceptado o reconocido. Lo suyo no es publicidad ni propaganda. No se entromete y resulta respetuoso, casi tímido.

Tu Descendimiento, descubre la confianza de Dios en el ser humano creado a su imagen y semejanza. Dios confía en el hombre que fue hecho libre y respeta el ejercicio responsable de la libertad. Por ello, te dejas en manos indignas. Eso es algo que mantiene actualidad.

En tu Descendimiento, Señor, entregaste la mayor prueba de amor que puede darse. A tus amigos Juan, Nicodemo, José de Arimatea entregaste el tesoro de tu cuerpo. Hoy nos concedes el mismo regalo en la Eucaristía y aceptas descender a la fragilidad de nuestro corazón.

Te pedimos Señor, por esta Cofradía de nuestra señora de la Soledad y por la comunidad de Monjas Jerónimas del Monasterio donde tiene su sede. También queremos pedirte por todos los pastores de la Iglesia, por nuestro obispo Javier, por nuestros sacerdote y diáconos y por los jóvenes que se atreven a seguir tu llamada para la vida sacerdotal, religiosa o misionera.

Padrenuestro…

Francisco Tejerizo
Vicario Territorial de la Zona I
Viernes Santo, 15 de abril de 2022