Fecha de publicación: 17 de abril de 2022

La muerte ha sido absorbida en la victoria. Lo sabemos. No habría Semana Santa. No habría celebración de nuestras imágenes. No habría motivo para celebrar simplemente un hombre, por muy bueno que hubiera sido, que ha muerto. Todos los días mueren hombres. Todos los días mueren hombres injustamente. Todos los días mueren inocentes. Hoy sabemos y lo tenemos muy cerca, en Ucrania, pero en otras partes del mundo también, que no salen en los medios, y donde hay masacres, y donde hay injusticias y abusos, y tráfico de personas, de mujeres y de niños; todo eso lo conocemos y no sería un motivo de celebración.

Lo celebramos porque sabemos que en aquel Acontecimiento único que sucedió bajo Poncio Pilato está el abrazo de Dios a nuestra miseria. Ese abrazo desemboca en la muerte. En la muerte de Dios a cambio nuestro, en lugar nuestro, por nosotros; no simplemente para que nosotros fuéramos buenos, sino para pagar por nuestros pecados, para mostrar que el amor de Dios sobre todo esto; mostrar que el amor de Dios es más grande que el más grande de los pecados. Y que esa es la única esperanza para la humanidad.

En este último paso de nuestra estación de penitencia, con el que culmina
–podríamos decir- las celebraciones de la Pasión; mañana celebraremos ya el gozo, el triunfo del amor y de la resurrección sobre la muerte, pero está ya visible aquí, apenas insinuada en la Imagen de Santa María de la Alhambra.

Vamos a pedir de una manera especial, como hemos pedido a lo largo de toda esta Semana Santa y que llevamos todos en el corazón, por la paz en el mundo, por la paz especialmente en Ucrania.

Padrenuestro…

+ Javier Martínez
Arzobispo de Granada

17 de abril de 2022
Sábado Santo