Desde principios de año, los alumnos de sexto de primaria del colegio empezaron a recaudar fondos para su viaje fin de curso. Iban a ir a Almuñécar para celebrar el que sería su último año de educación primaria, antes de su paso a la ESO. 

El coronavirus trastocó los planes de los estudiantes, que intentaron en vano posponer el viaje. Los profesores y padres de los alumnos tuvieron entonces una idea: donar ese dinero recaudado desde principios de año mediante rifas, concursos y otras iniciativas solidarias, para un proyecto en desarrollo de una ONG amiga, la Fundación Takeli.

“Nosotros trabajamos con la organización Takeli desde hace un par de año. Empezamos enviándonos cartas entre los alumnos de nuestro centro y los del Togo”, explica el director, Pablo Arenas. “Desde entonces empezaron a lanzarse campañas de recogidas de material escolar, de alimentos y otras donaciones económicas“.

Esta amistad entre colegios ha contribuido a que esta ONG haya podido poner en marcha un colegio y un instituto en la localidad togoleña de Bodjondé. Las cartas que se mandaron entre ellos despertaron la amistad y cercanía con los niños togoleños, contribuyendo a que los niños lo viviesen con especial satisfacción.

“Han podido seguir el proyecto por las fotos que nos han mandado y la verdad es que han estado muy contentos de participar con esos otros niños que ya son amiguitos de ellos, ayudándoles a que por lo menos tengan acceso a una comida digna”, cuenta la jefa de estudios, Bernardi Galindo.

Además de mejorar su nivel de francés, idioma que utilizan los togoleños, los alumnos de el colegio de los Remedios de Ambroz han demostrado así que la pandemia es capaz de abrir insospechados caminos de fraternidad y solidaridad.

Ignacio Álvarez
Secretariado de Medios de Comunicación Social
Arzobispado de Granada