Fecha de publicación: 12 de julio de 2019

No es un secreto que la historia de Juana de Arco choca de frente con buena parte de la mentalidad reinante, y tampoco es una mentira afirmar que esta perplejidad ante la vocación de Juana de Arco se da entre muchos cristianos.

Sin ser desde luego la obra más popular de Péguy, esta obra teatral supone una oportunidad de acercarse al misterio de la llamada inequívoca de Santa Juana de Arco, y al mismo tiempo de entender la crítica que el autor francés estaba dirigiendo de soslayo a la Francia de la época, que se inclinaba sin saberlo hacia la Primera Guerra Mundial.

Tal y como explica D. Javier Martínez en su introducción a la obra “en estas páginas hay verdaderas gemas: la observación sobre la diferencia entre el acto de humildad voluntarista y diseñado a la medida por nosotros mismos y la humillación que Dios nos tiene preparada con toda su ternura infinita, desde toda la eternidad. La forma concretísima de entender y vivir la comunión de los santos -el modo natural de la misteriosa vida de la Iglesia que expone Madame Gervaise a Juana. El preciosísimo cuento de los tres ducados y su marco narrativo sobre los dos peregrinos que se pasaban la vida camino de Jerusalén. Las virtudes teologales de una niña de doce años. Y tantos otros pequeños detalles…”.

En esta obra “también aparece la percepción agudísima”, añade Mons. Martínez, “de las dificultades que se derivan de que el pueblo de Dios adquiera consistencia, de que tenga la forma de un pueblo y se defienda y actúe como un pueblo, y al mismo tiempo, y sobre todo, viva en Dios y desde Dios sus tareas temporales… y de las dificultades igualmente graves, o peores, de que ese pueblo no viva como un pueblo, y no viva desde su fe, lo que en la práctica significa que vive de lo que le hacen creer quienes fabrican la opinión pública. Su percepción del dualismo como dificultad principal de la vida de la Iglesia: que los que rezan se desentienden de las responsabilidades temporales y que los que se ocupan de las responsabilidades temporales no lo hacen desde Dios, sino desde los criterios del mundo… Muchas de esas preocupaciones tienen hay tanta o más actualidad que la que pudieran tener en el tiempo de Péguy”.

Este nueva edición está ya disponible en la curia metropolitana, en la librería diocesana Cruz de Elvira y desde la web de la editorial www.nuevoinicio.es

Ignacio Álvarez
Secretariado de Medios de Comunicación Social
Arzobispado de Granada