La devoción al Cuerpo y Sangre de Cristo es uno de los pilares fundamentales de la espiritualidad sacramontana, junto a la de la Inmaculada y a su patrono San Cecilio. Para celebrarlo los fieles granadinos acudieron a la abadía en la Solemnidad del Corpus Christi.

Entre los asistentes se encontraban varios miembros de las Escuelas del Ave María de D. Andrés Manjón, o de las Hijas de la Caridad del padre D. José Grass, ambos canónigos ilustres de la abadía.

EL MILAGRO DE CONVERTIRSE EN EL CUERPO DE CRISTO

Fernández Siles presidió toda la celebración, recordando con alegría el gran misterio que se celebra el día del Corpus Christi. “La Eucaristía encierra un milagro que me parece aun mayor que el que bajo las especies de pan y vino esté la verdadera presencia de Jesucristo, me refiero al milagro de que nos transformamos en aquello que recibimos”, afirmó.

Dirigiéndose a los matrimonios, niños de comunión, jóvenes y ancianos presentes, el canónigo del Sacromonte anunciaba que “recibimos el cuerpo de Cristo como alimento, fortaleza, para nuestro peregrinar cristiano, y nos convertimos en el Cuerpo de Cristo. Cristo cabeza y nosotros su cuerpo, recibimos la misión de perpetuar su presencia amorosa en medio de la realidad y ser el rostro del Dios del amor en medio de nuestro mundo”.

Al finalizar la Eucaristía, animada por el Coro de la Abadía, los fieles se dispusieron a formar el cortejo accediendo al claustro desde la colegiata de la Asunción. Allí había dispuestos varios altares como puntos de oración en los que, tanto el Santísimo como el cortejo, fueron deteniéndose.

La celebración concluyó con la bendición de la custodia desde el altar mayor, después del retorno del cortejo a la colegiata.

Ignacio Álvarez
Secretariado de Medios de Comunicación Social