Todos los seminaristas, además del personal que integran los institutos académicos de la diócesis de Granada, acudieron a la Santa Misa por el día del patrón de las universidades, Santo Tomás de Aquino, presidida por el Arzobispo de Granada, Mons. Javier Martínez.

El Arzobispo recordó la figura de un genio como el santo de Aquino, destacando que todo genio lo es gracias a una tradición de pensamiento que lo hace posible, como la que representan los centros de estudio diocesanos. “La genialidad tiene que ver ciertamente con unas grandes dotes pero tiene que ver también con una tradición de pensamiento, con una tradición cultural, con una comunidad de cultura y de pensamiento, que cuando no existen a lo mejor lo que hay que hacer es esa tradición, ¡y en eso estamos!”, apuntó.

Repasando la vida del patrono de la universidad, Mons. Martínez destacó su capacidad para escuchar a los “adversarios” de la fe y enfrentar sus postulados, “no buscaba a los amigos, buscaba a los enemigos más fuertes”, arguyó. “¿Por qué? Porque no les tenía miedo, pero porque tenía el valor de hacerlo, y porque tenía probablemente la capacidad de hacerlo, pero a nosotros nos pasa que solo buscamos apoyos en nuestros amigos. Y normalmente nos cuesta mucho afrontar o leer, o pensar las objeciones de nuestros enemigos”.

LA PROBLEMÁTICA NEUTRALIDAD DEL MÉTODO DE LA CIENCIA
A la Santa Eucaristía le siguió la charla magistral del doctor en astrofísica y teología, D. David Alcalde, que desgranó la problemática del conocido método de análisis de la ciencia moderna en su diálogo con la teología, con la existencia de Dios.

El profesor Alcalde habló sobre cómo la ciencia moderna parte siempre, de forma leve o severa, de una relación extrínseca con Dios, cuando de suyo es todo lo contrario y ninguna ciencia puede entenderse sin alguna metafísica o teología de fondo.

“La ciencia no es neutral porque tiene presupuestos filosóficos y teológicos” a pesar de su aparente neutralidad, “la ciencia presupone una idea de qué es el mundo, sujeto de estudio, y de quien es Dios, aunque no sea consciente de ello. Al marcar lo que es el mundo está marcando lo que es Dios”, afirmó.

LA CRIATURA, SIN DIOS, DESAPARECE
El sacerdote granadino recordó que el concepto de Creación cristiano no es tomado como algo que ocurrió en un inicio y ya es autónomo, sino que es algo que toda su existencia depende de Dios mismo, es decir, que la doctrina cristiana de la creación da cuenta principalmente de la dependencia metafísica de la realidad.

La ciencia actual tiene la habilidad de hacer sus investigaciones como si Dios no existiera y Dios no tiene nada que aportar a la ininteligibilidad de la naturaleza. “El problema es que la criatura, sin el Creador, desaparece”, afirmó el astrónomo.

“Todo ello tampoco significa”, matizó, “que la ciencia sea deducida de la teología”. La autonomía de la naturaleza no es a pesar de su relación constitutiva con Dios, “sino debido a su relación constitutiva con Dios, porque la criatura en su constitución está referida a Dios, precisamente por eso tiene su autonomía. La relación de dependencia no disminuye su autonomía sino que es la condición de la misma”, concluyó.

La ciencia y con ella la Creación, como algo dependiente de Dios, tiene también la categoría de sacramento y epifanía de Dios. No solamente en los gestos litúrgicos sino en la realidad existe un carácter sacramental, algo que no está dentro de los presupuestos de la ciencia actual, que presupone que es indiferente la existencia o no de Dios.

Ignacio Álvarez
Secretariado de Medios de Comunicación Social
Arzobispado de Granada