Saludos y recuerdos
Queridos hermanos en el Episcopado, señoras y señores:

Al comenzar la presente Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española, reciban todos un cordial saludo. Doy la bienvenida a los señores cardenales, arzobispos y obispos; este encuentro fraterno nos ofrece la oportunidad de escucharnos mutuamente, deliberar con detenimiento y adoptar las eventuales decisiones sobre las cuestiones pastorales que a todos nos conciernen. Saludo con afecto al señor nuncio; su presencia en la sesión inaugural es una ocasión oportuna para a través de él manifestar al papa Francisco nuestra cordial, honda y obediente comunión. Saludo con gratitud a los colaboradores de la Conferencia Episcopal, sin cuya leal y eficaz ayuda esta no podría cumplir adecuadamente su cometido. Con afecto y respeto saludo a los comunicadores, que cubren la información sobre nuestros trabajos, y deseo que mi saludo llegue también a cuantos reciban su información a través de los diversos soportes de los medios. ¡Bienvenidos todos a esta solemne sesión de apertura de la Asamblea Plenaria de los obispos de España!

Se incorporan por primera vez a nuestra Asamblea Plenaria los obispos Mons. Francisco Simón Conesa, obispo de Menorca; Mons. Antonio Gómez Cantero, obispo de Teruel y Albarracín, y Mons. Abilio Martínez Varea, obispo de Osma-Soria, nombrado por el papa Francisco el día 5 de enero de este año y ordenado el pasado sábado día 11 en la catedral de Osma.

Un saludo también desde aquí a D. José Luis Retana Gozalo, nombrado por el Santo Padre nuevo obispo de Plasencia el pasado jueves, día 9.

A todos ellos les deseamos abundantes frutos apostólicos en el desempeño de su ministerio episcopal que comienzan, así como les expresamos nuestra acogida en esta particular comunión episcopal en la que se desarrolla de manera habitual nuestro afecto colegial y servicio común en bien de las diócesis y de la entera sociedad española.

Damos las gracias a los sacerdotes D. Gerard Villalonga Hellín, D. Alfonso Belenguer Celma, D. Gabriel Ángel Rodríguez Millán y D. Francisco Rico Bayo, participante este último todavía en nuestra Asamblea, que junto con los colegios de consultores se han ocupado con generosidad y entrega del gobierno pastoral respectivo de las mencionadas diócesis. Gracias de verdad por este abnegado servicio eclesial a vuestras diócesis.

Desde la última Asamblea Plenaria han fallecido Mons. Jaume Camprodon i Rovira, obispo emérito de Girona, que murió en dicha ciudad el 26 de diciembre de 2016 a los 90 años, y Mons. José Gea Escolano, obispo emérito de Mondoñedo-Ferrol, que falleció en Valencia el día 6 de febrero pasado a la edad de 87 años. Les agradecemos los trabajos y afán apostólico que ambos desarrollaron durante tantos años al servicio del Pueblo de Dios en las Iglesias particulares a las que sirvieron. Oramos al Señor por el eterno descanso de estos dos buenos pastores de la Iglesia, a fin de que aquellos a los que encomendó en la tierra el servicio episcopal les conceda gozar de la compañía de los santos en el cielo[1].

La presente Asamblea de la Conferencia Episcopal tiene un rasgo que la caracteriza: por elección de los obispos, ejercitando libremente su responsabilidad, serán renovados la mayor parte de los cargos de la Conferencia, a excepción del secretario general y del vicesecretario para Asuntos Económicos, que siguen otra cadencia para su renovación.

Esta coyuntura nos ofrece la oportunidad de mirar hacia atrás y hacia adelante, al camino recorrido en los tres últimos años y al futuro que se abre con el nuevo trienio. Ejercitamos la memoria y alentamos la esperanza. Continuamos la historia de la Conferencia Episcopal que comenzó hace cincuenta años y confiamos, apoyados en la fe y la esperanza, en que la providencia de Dios continuará guiándonos en el camino, con sus fases de luz y penumbra.

El año pasado celebramos el cincuentenario de la Conferencia Episcopal Española, que con prontitud admirable pusieron en marcha inmediatamente después de la clausura del Concilio Vaticano II nuestros predecesores en el cuidado pastoral de las diócesis de España. En las celebraciones de esas efemérides emergieron la visita del secretario de Estado Card. Pietro Parolin, el día 14 de octubre, en el marco del Simposio Homenaje a Pablo VI, y la de Sus Majestades los reyes de España don Felipe VI y doña Letizia, el 22 de noviembre, dentro de la Asamblea Plenaria. Una vez más agradecemos ambas visitas, nos alegramos con su reconocimiento y su estímulo, que nos alentó en el camino.

Al comienzo de esta nueva etapa que se abre con la renovación de cargos, quiero hacer algunas consideraciones, sin pretender mínimamente señalar por dónde debe caminar nuestra Conferencia Episcopal. Reafirmamos nuestra voluntad de servicio a las diócesis encomendadas, compartiendo entre nosotros análisis, deliberaciones y decisiones.

Hoy, 13 de marzo, se cumplen cuatro años de la elección del Papa Francisco. Por este motivo y por la circunstancia de final de un trienio y comienzo de otro, que marca el ritmo de nuestra andadura, quiero expresar en nombre de la Conferencia Episcopal nuestra comunión con el papa Francisco, obispo de Roma y pastor de la Iglesia universal. Recuerdo algunos ingredientes que constituyen la realidad rica y básica de la comunión eclesial entre cabeza y miembros del Colegio Episcopal: la unión fraterna en el ministerio episcopal, la colaboración y obediencia al sucesor de Pedro, el afecto cordial en el Señor, el apoyo en el ejercicio de su ministerio petrino, la manifestación de cercanía en las pruebas que comporta el encargo de apacentar el rebaño del Señor, la gratitud por su vida generosamente entregada en el cumplimiento del ministerio recibido, la búsqueda de los caminos del Evangelio en nuestro tiempo con sus oportunidades y desafíos. El papa Francisco nos repite constantemente que oremos por él; desde aquí invito a todos a pedir al Señor, con unas palabras de la Liturgia de las Horas, que le conceda «una fe inquebrantable, una esperanza viva y una caridad solícita»[2].

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