Fecha de publicación: 14 de abril de 2019

La jornada del Domingo de Ramos que da comienzo a la Semana Santa de Granada se iniciaba esta mañana en la Iglesia de San Andrés donde tuvo lugar la tradicional bendición y procesión de palmas con la participación de cientos de fieles, miembros de la hermandad, familias, jóvenes y niños, que acompañados por nuestro arzobispo, Mons. Javier Martínez y por varios miembros del clero diocesano, recogieron con alegría sus ramas de olivo y palmas para conmemorar por las calles de la ciudad la entrada de Jesucristo en Jerusalén.

Antes de la bendición de las palmas, Mons. Javier Martínez, recibió con alegría a todos los fieles congregados en San Andrés invitándolos a vivir esta Semana Santa como un tiempo de gracia y en el que la Iglesia se une al sufrimiento de Cristo, un tiempo de “con amor y dolor” por los padecimientos de todos los hombres. De esta forma, y después de la proclamación de la palabra, la procesión se desarrolló entre cantos por las principales calles del centro de Granada hasta llegar a la Catedral donde esperaban cientos de fieles para dar inicio a la tradicional Eucaristía de inicio de la Semana Santa granadina.

SEMANA SANTA, TIEMPO DE AMOR

Una vez en el interior del templo catedralicio dio comienzo la Misa en conmemoración del Domingo de Ramos en la que Mons. Martínez, durante su homilía, afirmó que todo lo que se vive en Semana Santa es el testimonio de que el amor de Dios puede cambiar el mundo:

“La experiencia del amor de Dios hecho carne en Jesucristo es lo único que tiene el poder de darle la vuelta a nuestro corazón. Los gestos múltiples que vamos a hacer desde esta tarde, comenzando con la Borriquilla, hasta las últimas procesiones terminando en el Domingo de Pascua, las campañillas de lo Facundillos, venerando la Pasión y la Resurrección del Señor, son la proclamación de que un mundo nuevo es posible”, afirmó nuestro Arzobispo.

Asimismo, también Mons. Martínez resaltó la necesidad que el mundo tiene de Cristo en todos los ámbitos, en el trabajo, familias, en la política, y que sin eta necesidad la veneración de los pasos de la Pasión en esta santa semana es frágil. “Señor arrancamos la avaricia de poder, de mando, de dinero, de disfrute, arranca de nuestro corazón la avaricia y así seremos hijos tuyos y el mundo se parecerá más al reino de nuestro Padre común”, concluyó.

Al término de la Eucaristía los fieles abandonaron el templo un año más portando sus palmas y ramas de olivo para dar continuidad al Domingo de Ramos con las numerosas procesiones que recorreran Granada a lo largo de la jornada de hoy y en los próximos días siendo testigos de la Pasión, muerte y Resurrección de Cristo.

María José Aguilar
Secretariado de Medios de Comunicación Social
Arzobispado de Granada