Fecha de publicación: 28 de mayo de 2022

Sirvió a los católicos de Yorkshire, donde ejerció su ministerio con gran eficacia. Siendo también confesor de santa Margarita Clitherow. Se dedicó también a recoger los recuerdos de los martirios producidos hasta entonces; pero cuando fue arrestado, sus escritos fueron a parar a manos de sus perseguidores y fueron destruidos.

La razón por la que le detuvieron fue porque fue a visitar a un preso católico en la cárcel de Kidcote en York. Fue detenido en 1583. Esa misma noche fue encerrado en la casa del representante de la reina en dicho condado. Al día siguiente se llevo a cabo el juicio en el cual logró comparecer en sotana y birrete. En el interrogatorio reconoció que era sacerdote católico. Fue llevado a los calabozos del castillo de York y juzgado bajo la acusación de traición y por haber reconciliado a muchos con el catolicismo.

El mártir declaró su entusiasmo por ser condenado a muerte por la fe; dijo que desde los ocho años anhelaba esta forma de morir y que si tuviera mil vidas todas las daría por esta causa con todo gusto. Y añadió, citando el salmo: “Éste es el día que hizo el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo”. Pasó la noche instruyendo a sus compañeros prisioneros y la mañana de su condena acrecentó la fe y constancia de aquellos que habían sido llevados a juicio. Seis de sus cartas todavía existen. Llegó al patíbulo sereno y manso y fue ahorcado y descuartizado en la plaza de York. Su culto fue confirmado por León XIII el 29 de diciembre de 1886.