Fecha de publicación: 30 de abril de 2021

María Leonia nació en Acadie, Canada. Entró en la Congregación de la Santa Cruz, y fundó luego un instituto independiente: las Hermanitas de la Sagrada Familia. Tras una vida santa y llena de celo apostólico, murió en Sherbrooke, Quebec el 5 de mayo de 1912; humilde entre los humildes, su beatificación fue la primera que tiene lugar en Canadá.

Nacida de padres humildes, pobres y virtuosos, captó pronto la belleza de la vida religiosa, y sin dudar jamás de su llamamiento, pedía con frecuencia: “Señor muéstrame tus caminos”, para conocer la forma concreta en que debía servir a la Iglesia. Descubrió y propuso a sus hijas espirituales un compromiso especial: el de servir en centros de educación, en seminarios y casas de sacerdotes.

No temía las diversas formas de trabajos manuales, que es la tarea de muchas personas hoy en día y fue honra de la Sagrada Familia y de la vida misma de Jesús en Nazaret. En ello vio precisamente la voluntad de Dios para su vida. Sabía que se unía a la actitud fundamental de Cristo “venido no para ser servido, sino para servir”. Estaba invadida plenamente por la grandeza de la Eucaristía y por la del sacerdocio al servicio de la Eucaristía; en ésta tuvo uno de los secretos de sus motivaciones espirituales.

Fue beatificada por Juan Pablo II el 11 de septiembre de 1983.