Fecha de publicación: 24 de febrero de 2021

Bautizada en la iglesia parroquial de San Jaime (o Santiago) Apóstol, de Algemesí, el mismo día de su nacimiento. El 10 de noviembre de 1828 recibe la Confirmación y después hace la Primera Comunión.

Desde la adolescencia se consagró al Señor con voto perpetuo de castidad. Recorrió el camino de la oración y de la perfección evangélica en una vida de sencillez y de ardiente caridad. En su compromiso de vida, se dedicó con generosidad a las obras de apostolado en el ambiente de la comunidad parroquial.

Enseñaba a los pobres, aconsejaba a cuantos acudían a ella, restauraba la paz en las familias desunidas, para las madres organizaba en su casa reuniones con el fin de ayudarlas en su formación cristiana, encaminaba de nuevo a la virtud a las mujeres que se habían apartado del recto camino y amonestaba con prudencia a los pecadores. Pero la obra en la que centraba, sobre todo, sus cuidados y energías fue la educación humana y religiosa de las jóvenes, para quienes abrió en su casa una escuela gratuita de bordado, en el que era muy entendida. Aquel taller se convirtió en un centro de convivencia fraterna, oración, alabanza a Dios y explicación y profundización de la Sagrada Escritura y de las verdades eternas.

Con afecto maternal la Sierva de Dios fue para sus discípulas una verdadera maestra de la vida, modelo de fervoroso amor a Dios, lámpara que daba luz y calor. Les dio innumerables ejemplos de fe viva y comunicativa, de caridad diligente y alegre sumisión a la voluntad de Dios, y de los superiores, así como también de máxima solicitud por la salvación de las almas, prudencia singular, práctica constante de la humildad, pobreza, silencio y paciencia en las contrariedades y dificultades. Era notorio el fervor con que cultivaba la vida interior, la oración, la meditación, la aceptación de las molestias y su devoción a la Eucaristía, ala Virgen María y a los Santos. De este modo, contribuyó eficazmente la Sierva de Dios al incremento religioso de su parroquia.

Fue miembro de la Orden Tercera de la Virgen del Carmen y de Santa Teresa de Jesús, y profesaba gran devoción a San Juan de la Cruz.

Entregó piadosamente su alma a Dios en Algemesí el 24 de febrero de 1893. Su cuerpo se conserva en la iglesia parroquial de San Jaime, de su ciudad natal. El 25 de septiembre de 1988 fue beatificada en Roma por el Papa Juan Pablo II.