Fecha de publicación: 23 de septiembre de 2020

La Orden de la Merced, nacida desde entonces, empezó a desempeñar su labor de redención a los presos, recolectando limosnas para liberar a estos presos o, cuando faltaba dinero para comprar su libertad, obligándose a quedar como rehenes esperando que llegasen sus compañeros con el dinero previsto, estando dispuestos a ofrecer su propia vida por quien querían liberar.

Por esta obra se conoce el carácter de esta advocación mariana, siendo “Merced” sinónimo de misericordia, piedad o compasión. Una misericordia que, bajo esta advocación, Nuestra Señora realiza con aquellos que se hallan privados de libertad. La Orden Mercedaria, que tiene una larga historia y miles de testimonios a sus espaldas, recalca que esta misericordia mercedaria “es efectiva y afectiva, no humilla a la persona humana, sino, por el contrario la redime y libera, la dignifica”,

Atendiendo a las cifras de la Orden Mercedaria, finales del siglo XVII se realizan las últimas redenciones de cautivos, siendo más de 60.000 personas las redimidas por los mercedarios a lo largo de su historia tras haber sido cautivos por su fe.