Un año más, granadinos y personas llegadas de otras partes de España y del mundo, que visitan nuestra ciudad, han acudido con gran devoción a los pies de Nuestra Señora de las Angustias, en la fiesta de la advocación que celebramos en la Iglesia de Nuestra Señora de los Dolores.

Un año más, miles de granadinos esperaban horas en la fila para pasar ante la Sagrada Imagen de la Patrona, ubicada en la puerta de entrada de la Basílica, y entregar su ramo de flores como ofrenda a las miles de súplicas que cada una de esas personas llevaba. Súplicas más o menos visibles. Como la de quienes pasaban ante la Sagrada Imagen con lágrimas en los ojos, para llevar su sufrimiento, dolor o con profunda devoción en la intercesión ante el Señor de la Madre de Dios y, por ello, Madre de todos, Madre de la humanidad.

OFRENDA
Como es tradicional, el grupo de horquilleros y distintos hermanos de la Hermandad Patronal iniciaron las ofrendas, que se sucedieron durante toda la tarde y hasta bien entrada la noche, cuando se celebró la Santa Misa en el interior de la Basílica. Horas de ofrenda, desde la de nuestro arzobispo y el párroco de la Basílica en nombre de la Archidiócesis, hasta la propia Hermandad y Obra Social, pasando por autoridades y grupos, entidades, colegios, asociaciones, y Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, entre otros, procedentes de toda la provincia, hasta familias enteras y personas a título particular que se acercaron a depositar su ramo.

En un día y noche que quiso acompañar desde el punto de vista meteorológico, la ofrenda contó con la tradicional ofrenda de pétales lanzados desde el aire en helicóptero y la ofrenda del Cuerpo de Bomberos, depositada en el campanario.

Familias procedentes de toda la provincia, hasta de Kerala (India), que viven en nuestra ciudad y han querido acercarse a ofrecer su ramo de flores. “No le pido nada. Sólo con mirarla, Ella sabe lo que pido”; “pido salud, trabajo”; “vengo a verLa”; “rezamos y visitamos a la Virgen todo el año, y hoy es un día de fiesta para verla también” son algunas de las palabras compartidas por quienes esperaban en la fila para entregar su ofrenda.

Entre los grupos, especialmente conmovedor fue la Asociación de Víctimas del Terrorismo, que sufren la herida de familiares o ellos mismos víctimas de este mal que golpea la humanidad. Personas que recibieron no sólo la bendición de D. Javier, sino que nuestro arzobispo besó sus manos en señal de cercanía y de quien comparte su sufrimiento. “La Presencia de Cristo en nuestro sufrimiento y la compañía de María y la intercesión de María hacen que el sufrimiento pueda ser una realidad distinta; una realidad no digo amable ni deseable, pero sí una realidad que no es estéril, que no destruye, una realidad fecunda que nos transforma y que nos hace más poderosa nuestra esperanza en la vida eterna”, señaló nuestro arzobispo al inicio de la Ofrenda floral.

La ofrenda floral concluyó tras una jornada intensa de devoción con la celebración de la Santa Misa en el interior de la basílica de la Santa Misa.

Paqui Pallarés
Directora de Medios de Comunicación Social
Arzobispado de Granada