Madre de Nuestro Señor Jesucristo, Virgen de los Dolores, en esta noche nosotros te traemos todos los dolores de nuestros hermanos, los dolores de los enfermos, especialmente de aquellos que o no tienen fuerzas para pedir Tu intercesión o no saben que pueden contar con ella. Especialmente también los de aquellos que experimentan una soledad porque no tienen a nadie que les acompañe hasta Ti. Todas esas angustias, todos esos sufrimientos, todos esos dolores los traemos junto a Ti. Los que están en los hospitales, los que viven en la desesperanzan. Alivia sus dolores, Madre.
Nosotros Te los presentamos y sabemos que Tú, que has vivido la muerte de Tu Hijo, de tu Divino Hijo, eres capaz de acogerlos y de llevarlos al Señor, y de transformarlos en una fuente de salvación y de esperanza.
Dios te Salve, Reina y Madre de Misericordia
Vida, dulzura y esperanza nuestra
Dios te Salve,
A Ti llamamos los desterrados
Hijos de Eva
A Ti suspiramos,
Gimiendo y llorando en este valle de lágrimas
Ea, pues, Señora, Abogada Nuestra
Vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos
Y después de este destierro, muéstranos a Jesús
Fruto bendito de tu vientre
Oh, clementísima; oh, piadosa;
Oh, dulce siempre Virgen María,
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios
Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Amén
+ Javier Martínez
Arzobispo de Granada
30 de marzo de 2015
Plaza de las Pasiegas