Fecha de publicación: 11 de enero de 2020

– 1 Jn 5, 5-13
– Sal 147
– Lc 5, 12-16

Sucedió que, estando él en una de las ciudades, se presentó un hombre lleno de lepra; al ver a Jesús, cayendo sobre su rostro, le suplicó, diciendo: «Señor, si quieres, puedes limpiarme». Y extendiendo la mano, lo tocó diciendo:

«Quiero, queda limpio». Y enseguida la lepra se le quitó Y él le ordenó no comunicarlo a nadie; y le dijo: «Ve, preséntate al sacerdote y haz la ofrenda por tu limpieza, según mandó Moisés, para testimonio ante ellos». Se hablaba de él cada vez más, y acudía mucha gente a oírlo y a que los curara de sus enfermedades. Él, por su parte, solía retirarse a despoblado y se entregaba a la oración.