Fecha de publicación: 30 de marzo de 2015

La idea de rescate acompaña a los hombres en muchas circunstancias de la vida. Quién no ha estado en una situación de peligro, o en una situación que producía temor y alguien nos ha rescatado. En las tradiciones religiosas de la humanidad, muchas de ellas, los hijos incluso se entregaban a Dios, o a los dioses, y se pagaba un rescate para poder recuperarlos. En la ley judía el mismo Hijo de Dios; entregaron un par de tórtolas por el rescate de ese niño que pertenecía a Dios.

Señor, Tú has llevado esa tradición a la profundidad más honda. Tú nos has rescatado a todos del peligro de la muerte eterna, el peligro del olvido eterno, del sinsentido y del vacío, del pecado, del poder del pecado que nos abruma. A todos nos has rescatado de ese peligro. Y nos has rescatado no pagando un precio, sino pagando tu propia Vida, tu propia Sangre.

Señor, sólo somos pobres hombres: hombres y mujeres que luchan en la vida por encontrar la luz, el sentido y la esperanza. No nos abandones.

Padrenuestro
Que estás en el Cielo
Santificado sea tu Nombre
Venga a nosotros tu Reina
Hágase tu Voluntad
En la tierra como en el Cielo
Danos hoy nuestro pan de cada día
Perdona nuestras ofensas
Como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden
No nos dejes caer en la tentación
Y líbranos del mal.
Amén.

+ Javier Martínez
Arzobispo de Granada

30 de marzo de 2015
Plaza de las Pasiegas