Fecha de publicación: 20 de marzo de 2016

El primer acontecimiento de la Semana Santa, de la primera Semana Santa, de la gran Semana Santa que inauguró todas las demás, fue, precisamente, la Cena, donde el Señor, mediante dos gestos, inauguró, por un lado, la vida de la Iglesia, y por otro lado, la Ley de esa Iglesia. La Ley de esa Iglesia, lo leíamos en la Pasión hoy, es que, al contrario del mundo, el que quiera ser el primero entre vosotros se haga el servidor de todos. Y el Señor cogió una toalla para hacer oficio de esclavo y en esa misma Cena lavó los pies de sus discípulos, como hacían los esclavos, en cualquier cena que se montara en aquella época. Jesús quiso mostrarnos así qué es lo que tenemos que hacer unos con otros: el que quiera ser el primero que se haga el último; el que quiera ser el más grande que se haga el siervo de los demás.

Señor, que tu Eucaristía en la que esa Cena se renueva todos los días, nos recuerde siempre que la ley de nuestra vida, la ley de vida del Pueblo cristiano es el amor.

Padrenuestro que estás en el Cielo,
santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu Reino.
Hágase tu Voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden
No nos dejes caer en la tentación
y líbranos del mal.
Amén

+ Javier Martínez
Arzobispo de Granada
Domingo de Ramos, 20 de marzo de 2016
Plaza de las Pasiegas