Fecha de publicación: 9 de abril de 2015

LA REALIDAD DEL DESEMPLEO… Y LOS ITINERARIOS INTEGRADOS DE INSERCIÓN.

El desempleo es una realidad que viene afectando a muchas familias. La falta de ingresos económicos posiciona a muchas personas en una situación de riesgo de exclusión socio-laboral. Son las personas descartadas, favorecidas por una cultura del descarte de la que tanto ha hablado el Papa Francisco en los últimos tiempos. Ciertamente, el mercado laboral no ofrece muchas oportunidades, ya que cada vez se muestra más exigente y, por consiguiente, margina. En consecuencia, no toda la población activa, se encuentra en igualdad de condiciones para acceder a él. Esto genera una gran desigualdad entre la población en edad de trabajar, repercutiendo en todos los niveles, tanto social como económica, personal y familiar. No olvidemos que el trabajo es un derecho, pero también es un deber.

Un indicador muy importante para acceder a dicho mercado laboral es mejorar la empleabilidad de las personas. Esto se materializa mediante el desarrollo de Itinerarios Integrados de Inserción, los cuales, dan la oportunidad de participar en acciones formativas para adquirir las habilidades, capacidades y destrezas necesarias para el desempeño de un oficio o profesión. Considérese un sector laboral que no se ha visto demasiado afectado por la crisis actual, como el de la agricultura, necesaria por otro lado, no sólo para alimentar a la población, sino que es un indicador de crecimiento local y de rentabilidad medioambiental. Realmente, este proyecto pretende unir la necesidad de acceder al mercado laboral de una población vulnerable, con uno de los oficios más antiguos que, a su vez, tiene un fuerte impacto a nivel económico, social y medioambiental.

LA MOTIVACIÓN: AVIVAR LA ESPERANZA POR EL EMPLEO
(Programa de Empleo y Formación de Cáritas – Implicación Social)

Motivados por esta cuestión de avivar la esperanza por el empleo, iniciamos nuestra andadura con una familia, propietaria de un terreno bajo estructura de invernadero, ubicado en la localidad de Motril (Granada), dispuesta a ceder dicho terreno a Cáritas Diocesana de Granada para su explotación agrícola al aire libre. A propósito, esta familia desmonta y retira la estructura de dicho invernadero antes de la firma de la cesión del terreno y también se compromete a cubrir los gastos derivados del pago de impuestos y el gasto que ocasione el riego durante todos los años que dure la cesión. A partir de esta escenario, desde el Programa de Empleo de Cáritas Diocesana de Granada, junto con Caritas Interparroquial de Motril, se planifica el desarrollo del proyecto con la acción formativa en agricultura hortícola al aire libre, con una duración anual. Advertimos que, por la ubicación del terreno, no puede ser producción ecológica pero si producción integrada.

Los participantes del proyecto son cinco personas, ya que el terreno tiene una extensión de 2800 metros cuadrados, siendo seleccionados por Caritas Interparroquial de Motril. Asimismo, vemos la necesidad de implicar en él, a Entidades Públicas y Privadas, así como la participación de profesionales a nivel individual, garantizando el éxito y la continuidad en un futuro de dicho proyecto. Tras la oferta realizada, hemos de agradecer la positiva respuesta por parte de la Comunidad Empresarial Motrileña, la colaboración desinteresada por parte de Entidades Privadas, como es el caso de un laboratorio que realiza las analíticas del suelo a coste cero, o los de diferentes semilleros de Motril que nos facilitan tanto las semillas como los plantones cuando los solicitamos. En la misma línea de incondicional ayuda, profesionales de la agricultura, apoyan el proyecto y han cedido sus tractores así como su tiempo en adecuar el terreno para la siembra tantas veces como ha sido necesario. Otros nos han cedido, parte de sus instalaciones legalmente registradas, para el almacenaje de productos fitosanitarios y otros su tiempo en el asesoramiento técnico.

Desde luego, la Costa de Granada, favorece la crianza de árboles frutales tropicales específicos de la zona gracias a su microclima. La posibilidad de formar en la poda e injerto de estos árboles a los participantes, se vio como un valor añadido más al proyecto. Se ha conseguido que la Caja Rural de Granada con su finca experimental LA NACLA-PUNTALON, situada en la localidad granadina de Motril, se sume a la acción formativa del proyecto. Otro aliado importantísimo en este proyecto ha sido el Excelentísimo Ayuntamiento de Motril, firmó un Convenio de Colaboración con Caritas Diocesana de Granada, en el que se compromete, desde su Concejalía de Infraestructura, Calidad Urbana y Agricultura a facilitarnos el abono, apoyo técnico, profesionales y maquinaría, uso de sus instalaciones y herramientas, además de una formación práctica en parques y jardines.

EL BALANCE FINAL: LA INSERCIÓN LABORAL… TODOS GANAMOS.

Es hora, pues, de balances. Durante el primer año se ha conseguido a nivel social, que de ocho personas que han participado, cinco de ellas dejen el proyecto por conseguir su inserción laboral, dos en la agricultura y tres en otros sectores laborales. Si evaluamos la rentabilidad del proyecto, en base a las inserciones, sería muy buena, pero además tenemos que valorar como ha repercutido a nivel personal y familiar el hecho de participar en él. Los participantes han manifestado que su autoestima se ha elevado y les ha ayudado a afrontar situaciones difíciles, su relación con el resto de la familia ha mejorado y eso les ha servido para afianzar lazos de unión. Su empoderamiento y motivación les ha servido para reforzar sus conocimientos y experiencia adquiridos o que ya tenían y les ha permitido acceder a un puesto de trabajo. El logro conseguido por estos primeros participantes de insertarse en el mercado laboral es una estimulación más y una meta a alcanzar por aquellos que inician su participación en el proyecto.

A nivel local, el impacto que ha tenido el proyecto es muy favorable, por un lado, ha servido para que las Entidades Públicas y Privadas así como las personas físicas de la población, participen para conseguir un objetivo común que beneficia a sus conciudadanos. Por otro, se posibilita reducir el desempleo de una población en riesgo de exclusión sociolaboral del entorno local, con todo lo que eso conlleva. Al mismo tiempo, a nivel medioambiental, la repercusión ha sido muy importante, hemos conseguido que un terreno que estaba en baldío, se transforme en terreno de producción. Esto está repercutiendo de forma satisfactoria en otros agricultores que tenían abandonadas sus tierras e incluso alguna que se estaba usando como escombrera, las estén trabajando a través de participantes del proyecto para que vuelvan a ser productivas.

Con esta evaluación positiva en la que Ganamos Todos, pensamos desde el Programa de Empleo de Caritas Diocesana de Granada en la posibilidad de crecer. Para ello estamos propiciando reuniones a fin de que aumente la implicación de más empresas relacionadas con el sector en el proyecto. La producción hortofrutícola recogida hasta la fecha, y su uso, por un lado para autoconsumo, y por otro para abastecer al comedor social de Motril, nos hace pensar en la posibilidad de crear en un futuro-próximo una Empresa de inserción socio-laboral en agricultura.

Cáritas Diocesana de Granada