Fecha de publicación: 7 de octubre de 2020

A pesar de que fue educada de niña como cristiana, parece que Thais fue una mujer que acabó dejándose seducir por las riquezas y los placeres de la vida, entregándose a ellos por entero. Acabó viviendo como cortesana en la ciudad de Alejandría, allá por el s. IV.

Las crónicas no dejan claro quién fue el hombre que la ayudó, si un obispo o uno de los discípulos de San Antonio abad. Se cuenta que este, que sentía un gran dolor por ella, al ver cómo de su vida ella misma se condenaba y llevaba al camino de la condenación a mucha gente. Entonces se determinó a hacerle una visita después de haber rezado y hecho penitencia ella. .

Disfrazado como un falso galán, este hombre se presentó en su casa, que era de una riqueza y elegancia notables por entonces. Ella, sin sospechar nada, lo condujo hasta el interior de una de sus estancias. En cuanto, en una conversación, Thais se confesó conocedora de Dios y cristiana, el anacoreta le increpó sobre cómo era posible que así fuera y llevase a cantidad de almas hacia la perdición.

Ese momento cambió la vida de Thais, llevándola al arrepentimiento y el dolor de sus pecados. Fue llevada entonces a una celda conventual, en donde se dice que empezó una vida de penitencia severa durante varios años en reparación de sus pecados y los de aquellas personas a las que indujo a pecar. Santa Thais murió a las pocas semanas de entrar como religiosa en un convento del antiguo Egipto.