Fecha de publicación: 30 de diciembre de 2020

Los Padres del Concilio de Efeso la aclamaron como “Theotocos”, porque en ella la Palabra se hizo carne y acampó entre los hombres el Hijo de Dios, príncipe de la paz, cuyo nombre está por encima de todo otro nombre.

En ese Concilio se dudó de la maternidad de la Virgen, pensando que eso de que Dios tuviese una madre sonaba a mitología pagana. Después de este Concilio es cuando la Iglesia empezó rezar diciendo: “Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte”.

Esta fiesta se reinstituyó al 1 de enero, con toda solemnidad litúrgica, en el Concilio Vaticano II.