Fecha de publicación: 7 de diciembre de 2021

Santa María Josefa nació en Albisola Marina (Savona) el 27 de mayo de 1811. Al finalizar su infancia se distinguió en el estudio, en la caridad hacia los pobres y sobre todo por su gran devoción al Crucifijo y a la Santísima Virgen.
Siendo muy joven ingresó en la tercera orden Franciscana. A los diecinueve años entró en casa de una distinguida familia de Savona. Durante siete años permaneció en esa casa (1830- 1837) ganándose con su conducta la admiración y el afecto no sólo de los señores sino también de los sirvientes.

Ella sentía la llamada de otra vocación y solicitó ingresar en un Instituto de caridad como religiosa pero no fue aceptada. Se sucedieron años de duras pruebas: primero murió la mamá, al poco tiempo su segundo hermano, luego la hermana Josefina de apenas diecisiete años y finalmente su papá; con lo que Benita se convirtió en el principal sostén de la familia.

En 1837 respondiendo a una insistente llamada del Obispo de la Diócesis, monseñor Agustín De Mari (1835-1640) quien buscaba almas generosas que se dedicaran a la educación de jóvenes pobres, Benita, a sus veintisiete años, se presentó al prelado y ofreció sus servicios para tan noble fin.

Las dos grandes almas se entendieron de inmediato: el Obispo se encargó de buscar un lugar y Benita de buscar compañeras que se ofrecieran como voluntarias para iniciar la primera escuela. Al proyecto de Benita se incorporaron Ángela y Dominga Pescio y Paulina Barla.

Las tres primeras vocaciones surgieron en Albisola. Para la sede de la obra monseñor De Mari alquiló una modesta casa propiedad de la “commenda” de Malta.

La fundación se realizó el 10 de agosto de 1837. Angela Pescio, la de mayor edad, fue elegida Superiora, y a Benita se le encomendó el cargo de maestra de novicias, vicaria y ecónoma.

Un crucifijo, una pequeña imagen de la Virgen de la Misericordia y cinco liras formaron el capital y toda la riqueza que poseían.

El 22 de octubre de 1837 se llevó a cabo la primera toma de hábitos y Benita recibió del Obispo el nombre de Sor María Josefa, al tiempo que el Instituto era denominado oficialmente de las Hijas de Nuestra señora de la Misericordia, y consagrado a la Virgen del Santuario de Savona.

El fin principal del nuevo Instituto fue dedicarse a la instrucción y educación de las muchachas pobres, y la asistencia a los enfermos.

Dos años después, el 2 de agosto de 1839, las religiosas pronunciaron sus votos perpetuos. Bajo la sabia dirección de Sor María Josefa, el Instituto comenzó a difundirse en Liguria durante el período de 1842- 1855.

El espíritu misionero de la santa se puso de manifiesto cuando en 1875 envió un primer grupo de quince hermanas a Buenos Aires, Argentina.

En 1859 se concreta una nueva fundación: la casa de la Providencia, abierta por la santa en Savona y destinada a niñas de las clases más pobres. Diez años después, en 1869, Sor María Josefa inició valientemente una nueva obra: el pequeño Seminario para clérigos pobres en Savona.

La espiritualidad de la santa fue destacada en forma excepcional por su gran confianza en la Divina Providencia, en la asistencia y protección de San José y en su espíritu de iniciativa.

Murió en olor de santidad y fue sepultada en el cementerio local. Posteriormente, en 1887 su cuerpo fue trasladado a la casa madre.

Fue beatificada el 6 de noviembre de 1938 y canonizada por Pío XII el 12 de junio de 1949.