Fecha de publicación: 27 de enero de 2021

Hijo de una familia de la nobleza burgalesa, cuando Burgos era la ciudad más importante del Reino de Castilla, empieza su educación en la escuela catedralicia. Con 24 años es un joven profesor de filosofía y teología, donde se entregará a su tarea laical durante una década.

Con 35 decide prepararse para el sacerdocio, abandonando una buena carrera y la fama que le acarreaba. Empieza a adentrarse en la oración, mortificación y estudio hasta que en 1166 es ordenado sacerdote. Empieza una vida misionera, comenzando a predicar por Burgos, pasando por la Córdoba de Averroes y recalando en Toledo, en donde es nombrado acerdiano de la catedral. En ese tiempo de administración del cabildo, se dedica también a fabricar cestillas para los pobres, creciendo en la oración y penitencia.

El rey Alfonso VIII lo obliga a aceptar el obispado de la diócesis de Cuenca tras la muerte del anterior prelado. Ejerció su labor de administrador apostólico en un territorio donde convivían musulmanes, judíos y cristianos. Murió en el año 1208.