Fecha de publicación: 16 de diciembre de 2020

Nació en Lérida, en el seno de una familia numerosa y cristiana. Al ser bautizado, su madre la ofreció a la Virgen de Valldeflors, patrona de su ciudad natal, Tremp. Desde muy pequeño estudio en las escuelas pías y curso los estudios eclesiásticos para ordenarse sacerdote con 26 años.

Después de una docena de años como sacerdote en la diócesis de Urgell, sintió una llamada a hacerse religioso, convirtiéndose en el fundador de dos congregaciones religiosas. En 1864 funda los Hijos de la Sagrada Familia Jesús, María y José, y una década después la rama femenina, las Misioneras Hijas de la Sagrada Familia de Nazaret. Nacieron con la misión de propagar el culto a la Sagrada Familia de Nazaret, mediante la formación cristiana de las familias.

En aquellos años, cuando Manyanet contaba con 36 años, le escribía al obispo de Urgel, proponiéndol la idea de levantar un templo dedicado a La Sagrada Familia. Una idea que sabemos que congenió años más tarde, cuando conoció personalmente al arquitecto Antonio Gaudí, que se consideraba un trabajador de la Sagrada Familia, al igual que Manyanet.

Con oración y trabajo constantes, y dedicación amorosa por las almas, guió e impulsó a lo largo de casi cuarenta años la formación y expansión de los institutos, abriendo escuelas, colegios y talleres y otros centros de apostolado en varias poblaciones de España. Institutos que hoy siguen presentes en países de Europa, las dos Américas y África.

Escribió muchos trabajos sobre la Sagrada Familia, algunos de los cuales son guías para que los matrimonios entiendan que son una vocación y la importante tarea de la educación cristiana de los hijos.

Achacado de varias enfermedades y dolido por unas llagas abiertas en un costado durante 16 años, murió en fama de santidad tal día como hoy, un 17 de diciembre, en 1901. Sus últimas palabras fueron: Jesús, José y María, recibid cuando yo muera el alma mía.