Fecha de publicación: 26 de marzo de 2016

La Resurrección del Señor significa los últimos pasos de nuestra Semana Santa. Y sin embargo, la Resurrección no es nunca un final. Fue un comienzo y es un comienzo. Fue una explosión en la Historia de gozo, de amor, de esperanza, y lo sigue siendo en el mundo de hoy.

Señor, que al celebrar tu Resurrección, tu poder salvador produzca frutos de resurrección en nuestras vidas y a nuestros alrededores, en nuestras familias, en nuestros lugares de trabajo; que cada uno de nosotros podamos ser portadores del amor que Tú has sembrado en la Historia y ayudemos a levantarse a los caídos. Ayudemos a aliviar el sufrimiento de todos los que sufren, de una forma de otra. Que nos acerquemos con tu amor a los que están marginados o abandonado o desesperados o vacíos. Que en todas partes podamos poner el bálsamo y la alegría que Tú has sembrado en nuestras vidas, y que quieres que llegue a todos los hombres. Todos juntos.

Padrenuestro que estás en el Cielo,
santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu Reino.
Hágase tu Voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden
No nos dejes caer en la tentación
y líbranos del mal.
Amén

+ Javier Martínez
Arzobispo de Granada
Domingo de Resurrección, 27 de marzo de 2016
Plaza de las Pasiegas