Fecha de publicación: 20 de octubre de 2016

 

Junto a él, otros seis beatos fueron canonizados por el Papa Francisco, en Roma, entre ellos el niño mexicano, José Sánchez del Río, un testimonio de valentía a temprana edad en la fe.

En esta ceremonia, en la Plaza de San Pedro, el Santo Padre saludó a alguno obispos, entre ellos nuestro Arzobispo Mons. Martínez.

Mons. Javier Martínez también concelebró la Eucaristía de acción de gracias por la canonización del nuevo santo obispo, Manuel González. Fue el lunes pasado, en la Basílica en Roma de Santa María la Mayor, oficiada por el Prefecto para las Causas de los Santos, Mons. Angelo Amato, y concelebrada junto a otros obispos españoles, con la participación de fieles.

D. Javier Martínez, Arzobispo metropolitano de la diócesis a la que perteneció el obispo español elevado a los altares, y Mons. Jesús Catalá, obispo de Málaga, se hicieron una fotografía a la salida de esta Eucaristía de acción de gracias en Santa María la Mayor con algunos fieles.

Junto a Manuel González, el Papa Francisco canonizó a Salomón Leclerq, José Sánchez del Río, Ludovico Pavoni, Alfonso María Fusco, José Gabriel del Rosario, conocido como el cura Brochero, e Isabel de la Santísima Trinidad Cález.

San Manuel González

Manuel González nació el 25 de febrero de 1877 en Sevilla, y durante su infancia fue niño Seises de la Catedral hispalense. Ordenado sacerdote en Sevilla, de manos del beato cardenal Marcelo Spínola, el 21 de septiembre de 1901, presidió su primera misa en la iglesia de la Santísima Trinidad. Su paso por Palomares del Río marcó su devoción a Jesús Sacramentado, de la que se derivaron varias fundaciones. En enero de 1916 recibió la ordenación como Obispo auxiliar de Málaga, y cuatro años después sería nombrado Obispo residencial, acontecimiento que celebra dando un banquete a los niños pobres, en vez de a las autoridades; estas, junto con los sacerdotes y seminaristas, sirvieron la comida a tres mil niños.

El 3 de mayo de 1921 fundó las Misioneras Eucarísticas de Nazaret, en colaboración con su hermana María Antonia, y el 5 de agosto de 1935 el Papa Pío XI lo nombró obispo de Palencia. Falleció en Madrid el 4 de enero de 1940, y fue enterrado en la Catedral de Palencia.