Fecha de publicación: 31 de octubre de 2019

San John Henry Newman nació en Londres, en 1801, siendo presbítero sus estudios de la historia de la fe lo llevaron a reconocer las raíces del cristianismo en la Iglesia Católica a la que, tras su conversión, sirvió como sacerdote y posteriormente como Cardenal. Su festividad se celebra el 9 de octubre, fecha de su conversión. Su canonización tuvo lugar el pasado 13 de octubre, en Roma.

¿Cómo definiría a San John Henry Newman?

En pocas palabras: obediencia a la verdad y amor puro. Un amor que adquiere la forma de la obediencia a la verdad. Desde los 16 años fue alcanzado por una gracia de Dios que lo sacó de sí mismo para siempre y desde entonces no pudo pensar nada sin Dios, el mundo mismo lo veía como sacramento de Dios. Esta gracia en soledad fui adquiriendo forma de comunión, comunión eclesial. Simpatizaba con algunos movimientos de la Iglesia de Inglaterra, los llamados inconformistas. Newman sabía que era necesaria la comunión eclesial por eso optó por el sacerdocio en la Iglesia anglicana.

¿Qué momentos de su vida destacaría desde sus orígenes anglicanos hasta su conversión posterior al catolicismo?

Como momentos históricos sin duda las sucesivas gracias que lo llevaron a la Iglesia Católica. Estaba reflexionando si debía dar el paso a la Iglesia Católica, y en la soledad con Dios encuentra la respuesta. Me impresiona también de él como siendo sacerdote anglicano le gustaba celebrar el calendario católico, veía en los santos la misma santidad que él admiraba en los Padres de la Iglesia.

¿Puede ser este nuevo santo de nuestra Iglesia universal un puente de comunión entre anglicanos y católicos?

Ciertamente los anglicanos lo sienten suyo a pesar de los prejuicios. Cuando el Papa León XIII lo nombró Cardenal para sacarlo en parte de las sospechas que habría sobre él en Roma y en Inglaterra, desde luego Newman como decía Chesterton, “no se hizo católico para pasarlo bien”. Lo pasó muy mal. Casi al mismo tiempo que se le hizo Cardenal volvió a Oxford después de 40 años, el templo de la cultura anglicana. Fue recibido con mucha cortesía y cariño.

Él mismo decía: “de las criaturas la que más llena mi corazón es la Universidad de Oxford”. Newman no se hizo católico contra el anglicanismo, como en el caso de otros conversos, de hecho los que más le hicieron sufrir fueron estos convertidos celosos que no eran capaces de establecer diálogo.

¿Qué cree que lo hizo convertirse al catolicismo?

“To realise”, que significa en inglés “caer en la cuenta”. Este verbo tiene un sentido en Newman muy fuerte. Hay dos tipos de conocimientos para él, el conocimiento nocional, de conceptos, que no cambia a un hombre, y el real. Decir que Dios existe compromete toda la existencia. Newman no desprecia los conceptos pero al final le faltaba en el anglicanismo algo real.

Por ejemplo una vez dijo: “una Iglesia que no tiene autoridad sobre las conciencias no es real”, se refiere aquí a la Confesión. Atar y desatar. En los santos él también veía algo real, sin ellos y sin los sacramentos que inciden en la vida de los hombres para él faltaba algo.

¿Cuáles son los puntos en común entre catolicismo y anglicanismo que usted destacaría que se reflejan en Newman?

El sentido de Dios, el sentido del culto, la reverencia, la adoración, el amor a la Tradición Antigua, el amor a los Concilios antiguos que como anglicano estudio profundamente.

¿Qué puede aprender el pueblo cristiano universal de la santidad de este anglicano convertido al catolicismo?

Él veía el peligro del enfriamiento de la fe que luego ha ocurrido, en aquella época Inglaterra era muy católica pero él advertía en Roma de esto. Ante la pregunta: ¿qué debe hacer la Iglesia en tiempos de paz? El decía: debe hacer lo mismo, escuchar y adorar a su Señor. Siempre volverse al Señor.

Fue promotor del laicado, el ecumenismo son algunas temas que él impulsó también. Para los católicos Newman con su camino tan sacrificado nos enseña a ser católicos, a adherirnos de corazón a la revelación de Dios en Jesucristo. Nos enseña la docilidad al Espíritu Santo y una enorme libertad, la libertad que da la fe.

De esta forma, San John Henry Newman nos enseña a estar en medio del mundo con el corazón sereno, recibiendo continuamente de Dios el don del Espíritu y su conducción. Nos lleva fácilmente al corazón de la fe.

 

María José Aguilar
Secretariado de Medios de Comunicación Social
Arzobispado de Granada