Han pasado tres centurias desde que el por entonces Vicario de la Iglesia de Motril, D. Juan Tomás Serrano, contando con el dinero que juntó de las limosnas de los fieles con ayuda de su hermana, Juliana Serrano, erigiese una ermita dedicada expresamente a la Virgen de todos los granadinos.

Para celebrar estos 300 años de vida esta misma ermita, cuidada y embellecida por la devoción de sus fieles y también superviviente al expolio y la persecución religiosa, se vistió de gala de manera original, con un altar al aire libre en la plaza contigua a la iglesia.  

Conscientes de esta efeméride, los miembros de la Hermandad de Nuestra Señora de las Angustias de Motril han contribuido recientemente, junto al grupo de expertos del Arzobispado, a las obras de rehabilitación de la ermita. Unas obras que han renovado el aspecto y el estado del camarín de la Virgen, además de la cúpula y de la sacristía.

La misma talla de la Virgen vistió enseres prestados para la ocasión por la Hermandad del Carmen de Castell de Ferro, la Hermandad del Gran Poder de Motril y la Cofradía Humildad y Victoria de la localidad. No faltaron tampoco la asistencia de las autoridades locales, incluida la actual alcaldesa, Luisa García Chamorro.

LA VIRGEN COMO ESPEJO DE LA HUMANIDAD

Junto al párroco de las Angustias de Motril, D. Alberto Sedano, que venía acompañado de otros además de antiguos párrocos de la ermita de las Angustias de Motril, Mons. Javier Martínez presidió la Eucaristía conmemorativa reflexionando en su homilía sobre el valor corredentor de la Virgen, recordando que Ella “es como el espejo de la humanidad redimida por Cristo”.

Pegado a la celebración de la Solemnidad de la Exaltación de la Santa Cruz, el Arzobispo se dirigía a Nuestra Señora: “cuando nosotros hoy contemplamos tu imagen junto a Cristo y miramos tu dolor es muy fácil reconocerte en la parte dolorosa, porque nuestra vidas, todas nuestras vidas son un drama, todas”, expresó. “No nos es por eso nada difícil reconocernos en el sufrimiento de la Virgen”.

Unidos a Cristo como la Virgen, el sufrimiento no es algo que destruye al hombre sino que “nos engrandece, nos purifica, nos hace más capaces de amar, de comprender el dolor de los hermanos, de acariciar al hermano que sufre, de acompañar al hermano que sufre, de no avergonzarme y no huir de ese sufrimiento de mis prójimos, de mis vecinos, de las personas cercanas”, recalcó.

Junto a los fieles motrileños, D. Javier Martínez instó así a encomendarse a Nuestra Señora de las Angustias en los momentos dolorosos de la vida, con la confianza de que “no hay miseria, no hay dolor, no hay sufrimiento que Cristo no haya abrazado y hecho suyo en la cruz”.

El párroco de las Angustias en Motril, D. Alberto Sedano, terminó agradeciendo la presencia del arzobispo, al igual que la coral Armiz de música polifónica, que quiso participar expresamente en la Santa Misa dedicándole un nuevo Himno a la Virgen de Granada, que pudo escucharse al final de la Eucaristía con sorpresa de todos los asistentes.

Ignacio Álvarez
Secretariado de Medios de Comunicación Social
Arzobispado de Granada