Mons. Javier Martínez abordó la situación actual en la que nos encontramos, en el contexto de la crisis económica. En este sentido, nuestro Arzobispo inició su intervención reflexionando sobre la palabra “crisis”: “La gran oportunidad que nos da la crisis es repensar lo humano. Nuestra Torre de Babel ha resultado ser un castillo de naipes que se nos ha caído. Mi problema no es la crisis económica, mi problema es el ser humano que tengo delante”.
Asimismo, nuestro Arzobispo se refirió a cómo en todas las acciones humanas tienen un contenido teológico: “Toda acción, hasta la más humilde, lleva dentro de sí una concepción de la vida, aunque esa teología sea atea o agnóstica”, afirmó.
“Lo religioso no es un aspecto de la vida junto a otros aspectos; lo religioso es un modo de mirar las cosas, de relacionarse e interrelacionarse con la vida, de percibir la realidad como un don. Para un cristiano lo religioso no es una parcela separada de la vida, sino que es la propia vida. Lo religioso separado de lo demás empobrece al resto”.
En su intervención, Mons. Martínez afirmó cómo la división entre lo natural y lo sobrenatural ha dañado la sociedad: “Esta división pone de manifiesto que el mundo natural no necesita a Dios. Éste es el germen del ateísmo”.
Respecto a nuestra economía, D. Javier Martínez señaló que ésta “se sitúa en este contexto cultural. Hemos construido una sociedad donde la economía no está al servicio del hombre, sino que el hombre es el que está al servicio de la economía”.
Ciclo
El Ciclo “La fe te hace llegar” se celebró en el Oratorio de San Felipe Neri de Cádiz, siendo la intervención de nuestro Arzobispo la sexta de las conferencias que vienen celebrándose. El acto fue presentado por el delegado episcopal para el Año de la Fe, D. José María Bravo, y estuvo presidido por el Obispo diocesano, Mons. Rafael Zornoza Boy, que hizo un breve perfil de D. Javier Martínez.
Antes de concluir, Mons. Martínez lanzó un mensaje de esperanza al expresar que otra economía es posible: “Mientras haya familias que tengan un sentido de la gratuidad y que den sin pedir nada a cambio, todo es posible”.
El acto finalizó con un turno de diálogo en el que los asistentes, muy participativos, lanzaron sus preguntas al ponente, que respondió amablemente a cada una de ellas.