Fecha de publicación: 31 de octubre de 2019

¿Cómo te sentiste en la ordenación?

Fue un momento de felicidad, de encuentro con el Señor. Ver que el Señor se vale de las personas que somos débiles, pequeñas, para hacer su obra y yo feliz de que el Señor cuente conmigo para ser servidor y ministro de su Iglesia. Estoy feliz, consolado, contento, por la cercanía del amor de Dios conmigo.

Estuvieron presentes en la celebración, además de cientos de fieles, también tus familiares llegados desde Venezuela, tu país natal…

Sí. Estuvieron mis hermanos, mi madre, amigos cercanos que han vivido la fe conmigo. Ha sido también eso un gran regalo, también siendo venezolano por la situación de mi país…y hasta en eso el Señor se ha portado con amor, con cercanía. Ha sido un regalo del Señor la presencia de mi familia.

Celebrar tu ordenación junto a la ordenación diaconal de otros dos seminaristas debe ser también algo especial…

Cuando yo recibí el diaconado era el único ordenando, hace seis meses. Ser ordenado con compañeros que hemos vivido toda la época de formación del seminario ha sido una alegría. Es ver los milagros que Dios ha ido haciendo con cada uno de nosotros juntos. Como Él es el que ha sido fiel con cada uno de nosotros, siendo fiel a Su elección. Es una alegría ver que Dios cumple sus promesas y es fiel siempre.

Echando la vista atrás ¿Cómo valoras tu etapa como seminarista en estos años desde que ingresaste en el “Redemptoris Mater” de Granada, en 2009?

Ha sido un milagro. Cada seminarista llega al seminario con su historia, con su vida. Y yo no siendo diferente pues venía también con mi forma de ser, de estar…y el seminario me ha llevado a tener un encuentro cercano con el Señor. Dice el Evangelio que “el Señor los eligió para que estuvieran con Él y enviarlos a predicar”, para estar Él cercano, para que lo conozca de una forma más cercana, eso es lo que ha hecho el Señor conmigo. Tener la certeza del amor de Dios por mi en este tiempo. El seminario me ha llevado ha conocerme más a mi mismo, conocer mis debilidades, quien soy.

También he vivido dos años de misión en Madrid, en la parroquia La Resurrección del Señor.

¿Cómo fue esa etapa misionera?

Muy buena. Era una barrio de Madrid necesitado, necesitado de la cercanía del Señor, del Evangelio. Fue una experiencia muy buena acompañar a la gente, de estar con ellos.

Hablemos de tu llamada vocacional…

Yo he recibido la fe de mis abuelos, además de mis padres. También a través del Camino Neocatecumenal donde yo he podido vivir más de cerca y conocer la Iglesia, a través del anuncio del Evangelio, el encuentro con la palabra, conocer el amor de Dios gratuitamente. Yo siempre he sido una persona que se ha exigido mucho para ser aceptado y querido por los demás, me cambió la vida escuchar que Dios me amaba tal y como soy y no me exige nada, no me pide nada a cambio. Dios ha puesto este amor gratuito en mi corazón y me llama a anunciarlo.

En mi parroquia en Venezuela también recuerdo que me llamaba la atención la cercanía de los sacerdotes. A los 15 años el Señor empezó a llamarme, y ha hacerme sentir interés y atracción por la vida sacerdotal, me fijaba en la alegría de los sacerdotes que esa época pasaban por mi vida. Al principio me resistí mucho, de hecho después tuve novia, yo quería ser ingeniero y tener dinero, ese era mi plan de vida pero tenía un vacío dentro. Solo me llena la cercanía del Señor, dar la vida por el otro. Ahí es donde Dios me hace feliz.

¿Qué te gustaría transmitirles a tus fieles como pastor?

Me gustaría que vean en mi a Cristo, no a William. Servicio, humildad, que yo pueda ser un medio para que se encuentren con Dios.

Un sacerdote que sea un referente para ti.

San Juan Pablo II es para mi una referencia, nací en su pontificado, con él he crecido y admiro la fuerza que siempre tuvo para anunciar a Cristo en los encuentros de jóvenes. Siempre ha sido muy cercano, con los jóvenes impulsándolos a no tener miedo, a ser testigos del Señor. Para mi es muy importante también la figura de San José, patrono de mi ciudad, Puerto Cabello, patrono también de los seminarios, nosotros tenemos esa misión que el tuvo de custodiar el misterio divino.

María José Aguilar
Secretariado de Medios de Comunicación Social
Arzobispado de Granada