Fecha de publicación: 26 de junio de 2020

Aunque el confinamiento ha terminado y el número de contagiados no ha sido significativo en la región, algunos alpujarreños siguen alerta y temen un posible brote, especialmente ahora que llegarán turistas o residentes a disfrutar de sus vacaciones de verano.

“Hay mucha variedad de opiniones sobres si volveremos a confinarnos o no. En ciertos pueblos vecinos hay como una especie de neurosis, mucha susceptibilidad con el tema de las mascarillas a la hora de celebrar la Eucaristía”, dice el arcipreste de la Alpujarra interior y párroco de Ugíjar, D. Carlos José Fernández Peñafiel.

Para este sacerdote, que lleva pueblos como Cherín, Jorairátar, Picena o Cojáyar, el coronavirus debe de ser visto como otra circunstancia que afrontar con realismo y serenidad. “Yo diría que, por un lado, necesitamos cultivar la prudencia a la hora de guardar las medidas básicas de higiene y distanciamiento, pero al mismo tiempo yo también invitaría a estar serenos sabiendo que, si no es por esto, cualquier otra cosa nos va a exponer a la enfermedad, a la muerte y al sufrimiento”, explica.

Lo cierto es que el inicio de la desescalada fue vivido en esta zona con alegría, como un gran reencuentro con muchos rostros que habían permanecido en casa en estos meses y que daban testimonio de haber madurado su fe durante este tiempo. “Yo conozco casos concretos donde este tiempo de confinamiento ha derivado en un redescubrir la relación con Dios en la intimidad. Personas que han venido a hablar conmigo y me han manifestado que han tenido un episodio de revisión de su vida, que estoy les ha servido para hacer un parón y recomenzar con otra conciencia de la fe y la vida”, afirma Fernández Peñafiel.

AGRADECIDOS Y VOLCADOS EN CÁRITAS PARROQUIAL
En el arciprestazgo de Órgiva se preparan también para el verano, después de un tiempo de confinamiento marcado por una unidad extraordinaria de los fieles en torno a la parroquia.

“¡La gente ha vuelto con un fervor!, y nosotros también, sobre todo a la Eucaristía”, dice el también arcipreste y párroco de Órgiva, D. Manuel España. En Órgiva el pueblo se reunió para dar gracias de hecho al servicio de los presbíteros durante el confinamiento. “El pueblo tuvo un detalle y el domingo, sin decírnoslo, al final de la Misa estaban allí catequistas, cofradías, Guardia Civil, Policía, Protección Civil, niños… Nos estuvieron preparando como una acción de gracias y la verdad que fue muy emotivo, ¡no nos lo esperábamos David y yo!”, nos cuenta el arcipreste.

La unión del pueblo durante este tiempo se ha notado sobre todo en Cáritas. La gente de la zona se ha volcado con los donativos, tanto de dinero como de alimentos. Para D. Manuel España ese es todavía un punto importante de la acción pastoral en el momento presente. “Sí que seguimos con Cáritas porque lo peor está por venir, por lo visto. Las ayudas que se prometieron todavía no han llegado y nosotros vamos a seguir sin fallar, ¡no podemos fallar!”, confiesa el presbítero.

Además de estudiar la posibilidad de celebración de algunas Eucaristías al aire libre, según la normativa propuesta por la Junta de Andalucía, la parroquia de Órgiva ha suspendido por el momento los campamentos de verano y celebrará las fiestas sin procesiones, simplemente dentro de las iglesias.

Así es cómo, venciendo el miedo a base de la misma fe y generosidad mostrada hasta ahora, las parroquias de la Alpujarra granadina quieren afrontar la nueva normalidad que se mantendrá al menos durante los próximos meses.

Ignacio Álvarez
Secretariado de Medios de Comunicación Social
Arzobispado de Granada