El pueblo cristiano de Granada se congregó en la jornada de ayer, domingo 27 de octubre, para acompañar al nuevo presbítero de la Iglesia diocesana junto a los dos nuevos diáconos que recibieron las sagradas órdenes de manos de Mons. Javier Martínez en una multitudinaria Eucaristía en la que estuvieron presentes miembros de diversas congregaciones y movimientos, especialmente de las comunidades del Camino Neocatecumenal al que pertenecen tanto D. William José Sauce, recién ordenado, como los ya diáconos César Manuel López y Klemens Proszowski, todos seminaristas del Seminario Misionero Diocesano “Redemptoris Mater” de Granada.

En este contexto los nuevos servidores de la Iglesia diocesana estuvieron acompañados por miembros del presbiterio granadino y seminaristas del Seminario Mayor “San Cecilio”, junto a sus familiares y amigos provenientes de Venezuela, país natal de D. William Sauce, y de Paraguay y Polonia de donde son originarios César Manuel López y Klemens Proszowski, respectivamente.

EN BUSCA DE LOS PECADORES Y ALEJADOS DE DIOS

La Eucaristía comenzó con las ordenaciones diaconales en primer lugar y con la ordenación sacerdotal posterior siendo revestidos los candidatos al sacerdocio y al diaconato con nuevas ropas. Durante su homilía nuestro arzobispo reflexionó sobre el “gran don” que es ser sacerdote y diácono:

“No penséis que hacéis algo por Dios. El sacerdocio es un don que Dios nos hace a nosotros. No hay nada más grande que poder dar la vida por el Señor y para un sacerdote significa darla por su esposa, que es la Iglesia, por este pueblo que tiene un rostro”, afirmó.

De la misma forma Mons. Martínez aconsejo a los nuevos servidores de la Iglesia diocesana el tener una atención dedicada hacia las ovejas perdidas sin miedo:

“Damos gracias a Dios por haberos cuidado y guiado hasta este momento. Tened una atención especial y un cuidado esmerado con los pecadores, los alejados, con los no creyentes, con los paganos, con los que tienen otras tradiciones religiosas porque son ellos los que tienen una necesidad especial de Jesús, de sentir la caricia del Nazareno. Eso se hace en la mirada, el trato, en la forma de estar. Que améis al ser humano con el mismo amor de Cristo. No tengáis miedo a heriros, a los riesgos que supone ir atrás de la oveja perdida”, expresó nuestro arzobispo.

Una vez finalizada la celebración el pueblo cristiano que abarrotaba la Catedral pudo besar las manos del nuevo sacerdote diocesano, D. William Sauce, expresando también su alegría y gratitud por las vocaciones de César López y Klemens Proszowski abrazando a los nuevos diáconos.

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María José Aguilar
Secretariado de Medios de Comunicación Social
Arzobispado de Granada