Fecha de publicación: 25 de febrero de 2020

Con el anuncio por parte de nuestro arzobispo D. Javier Martínez del reconocimiento de la coronación canónica de Santa María de la Soledad, ocurrida hace 135 años, que tendrá lugar en la S.I Catedral el 1 de noviembre –el mismo día en que se produjo en 1885 su coronación devocional-, daba comienzo el pasado 22 de febrero en la Curia Metropolitana la tercera edición del Simposio de Semana Santa de Granada, con el lema “Pasado, presente y futuro”.

Durante todo el día se desarrollaron distintas conferencias, para profundizar desde diferentes puntos de vista en la Semana Santa granadina. El Simposio arrancaba con la conferencia inaugural de Mons. Martínez, que habló sobre la teología del pueblo y la piedad popular. Previamente, nuestro arzobispo y el alcalde de la ciudad, Luis Salvador, visitaban la exposición “Santa María, la Soledad sonora”, que se ofrece en la Curia Metropolitana hasta el 27 de febrero.

TEOLOGÍA DEL PUEBLO Y PIEDAD POPULAR
Qué es un pueblo, por qué la Iglesia es un pueblo y cómo se vive éste dentro de las cofradías fue el tema sobre el que versó la conferencia inaugural de Mons. Martínez. Partiendo de la situación actual en la que nos encontramos en este siglo XXI, “de agonía actual y de gran sacudida en la vida de las personas y las comunidades humanas”, nuestro arzobispo subrayaba cómo ese contexto hace emerger en las personas la necesidad de descubrir nuestro ser persona y encontrar humanidad en medio de las circunstancias que golpean la vida.

El Papa Francisco y san Juan Pablo II fueron traídos a la memoria de los asistentes por nuestro arzobispo. Del Papa Francisco recordó que alude al término “teología del pueblo” , para ayudarnos a pensar qué es un pueblo y “reflexionar sobre esto”. De san Juan Pablo II, D. Javier recordaba la convocatoria del Sínodo sobre Europa, tras la caída del muro de Berlín, a finales de los años 80.

“LA IGLESIA ES UN PUEBLO”
“La Iglesia se concibe a sí misma como un pueblo, desde el primer momento”, señaló Mons. Martínez. “Somos un pueblo y un pueblo santo”. En su intervención, Mons. Martínez explicó algunos rasgos para concebirse como un pueblo, siendo el primero de ellos que es una “polis”, es decir, una ciudad, pero “de otra categoría”. “Es la ciudad de Dios, que nace del Cielo, de la Jerusalén Celeste, y es nuestro Destino último, la Ciudad definitiva”, explicó.

En este sentido, por eso la Iglesia, que es un pueblo, no competirá nunca con una polis humana, porque el pueblo cristiano no tiene áreas territoriales, sino que es un pueblo caracterizado por la pertenencia a Dios y al lugar que el Señor creó visible en Su Iglesia.

Respecto a las cofradías, nuestro arzobispo destacó su importancia como lugares de vida cristiana, como pueblo y familia, y generadoras de humanidad. En ellas, concebidas como pueblo, se hace visible dos rasgos de un pueblo: el folclore, entendido como la expresión que manifiesta públicamente su identidad, y el hecho de que un pueblo conoce su historia.

Antes de terminar, D. Javier invitó a las cofradías –y por extensión a todos los fieles y personas de buena voluntad- a “cuidar lo que tenéis”, vuestras familias, patrimonio, etc…, para generar en su entorno más cercano un espacio de humanidad en medio del mundo que tiene sed de Dios, quizás sin saberlo, y volver siempre al centro de la vida cristiana que es Cristo.

Paqui Pallarés
Directora de Medios de Comunicación Social
Arzobispado de Granada

Ver inauguración