Fecha de publicación: 22 de septiembre de 2021

¿Es la primera vez que predica en la Novena?

Sí, fue la Hermandad la que me invitó a hacerlo. Viendo que era un año un poco complicado para invitar a personas de fuera, que es lo que solemos hacer, decidieron acoger esto desde casa. La verdad es que está siendo una forma bonita de predicar el Evangelio y de celebrar un buen arranque del curso, que nos ayude en la misión.

¿Cómo vivieron la Ofrenda Floral y Solidaria en este año?

Fue un día muy bonito. Siempre tiene este carácter de afecto y cariño del pueblo granadino por la Virgen. La ofrenda, en la que a las flores a la Virgen se han sumado este año de nuevo los donativos a la obra social de la Basílica, realmente es un momento muy rico para poder dar a conocer su labor. Una labor que se lleva a cabo y que es posible atender gracias a la participación de los fieles granadinos.

¿Cómo percibe que lo ha vivido la gente este año con la Virgen de nuevo en el interior del templo?

El día de la Ofrenda Floral, la imagen de la Virgen salió a la puerta tan solo en un par de ocasiones pero, aceptando que es una situación de la que ya vamos saliendo, ese día de celebración junto al señor Arzobispo fue muy rico en cuanto asistencia. El levantamiento de las restricciones del límite de aforo nos ha dado la vida porque, al menos, no hemos tenido que limitar el acceso a las celebraciones y eso es ya un gran avance.

Entre la gente, algunos comentaban que para qué sirve la ofrenda de flores, con tanta necesidad como hay. Cada uno ha podido elegir su forma de expresar su amor a la Virgen. Las dos cosas son necesarias porque el gesto simbólico de la ofrenda, para alguien que se ama, porque se siente viva o porque está en sus vidas, es un elemento que no podemos perder nunca. Ha sido realmente otra ocasión donde poder manifestar que María nos ayuda a tener esta apertura a la vida trascendente y a buscar a Dios.

¿Qué es lo que quiere transmitir a sus fieles en esta predicación de la Novena?

En este año donde, dentro de poco tiempo, se abre un momento sinodal muy bonito en toda la vida de la Iglesia y, particularmente, en las iglesias particulares, tenía el deseo de animar a caminar juntos (que es lo que la palabra “sínodo” significa), a caminar con María.

En este sentido me ha ayudado mucho el proponer el Magníficat como hilo conductor. Entresaco cada día algunas frases que, junto a la liturgia del día, traten de presentar un poco cómo María nos ayuda a vivir como Pueblo de Dios. A darnos cuenta de que somos hijos de un único Padre y que tenemos esta vocación de vivir una fraternidad universal. Todo esto en un tiempo en que encontramos tantos límites entre nosotros por el individualismo, por las rencillas que pueda haber en la sociedad y por una situación internacional complicada, pero que forma parte del mensaje Evangélico de llevar el amor de Dios y de que todos nos sentimos uno.

¿Cuál ha sido la mayor necesidad que ha percibido en los fieles que han acudido a la Virgen en este tiempo?

Hay una sed de experiencia religiosa que a mí me conmueve, porque este tiempo nos ha sacudido a todos. Sea el tiempo de la pandemia, hechos como la erupción del volcán en la isla de La Palma o como los terremotos de hace unos meses, nos hacen ver con claridad que somos muy frágiles. En ese sentido, aprender a poner un fundamento estable en la vida y en el cual podamos afrontar todas las situaciones que nos llegan, necesita de un paso donde no nos conformamos únicamente con lo establecido o lo material que vemos, que vemos que se puede ir en pocos días.

Por eso hay de recuperar la vida de Jesús, pero de una manera nueva. Yo proponía el primer día el dejarnos mover del asombro de esa Buena Noticia que conlleva siempre una alegría, porque Dios te ama sin merecerlo. Como Él lleva la iniciativa, nosotros podemos responder. Hay un cierto cansancio dentro de los mismos católicos, que creo que es fruto quizás de haber perdido este horizonte de fondo.

Necesitamos recuperar, como el Papa dice, el “kerygma”: el primer anuncio. Ponernos en disposición de dejarnos encontrar con Dios porque es de esa manera como nuestra vida se reactiva, es donde recuperará mucha de la alegría que hemos perdido. Esa Buena Noticia que en España o en Europa se puede rechazar, porque podemos pensar que conocemos la realidad de la fe en Jesús, sin embargo, lo que se conoce es solo una caricatura.

¿Qué agradece más de su tiempo como párroco de la Virgen de las Angustias?

Llevo cinco años y es una experiencia muy bonita de tratar de caminar juntos, con la realidades muy diversas que conforman la Basílica.

Agradezco sobre todo el poder colaborar con mi pequeña aportación. Poder vivir la experiencia de la Virgen en medio de nosotros, de la parroquia y del santuario, es un estímulo para todos a abrirnos a la Palabra de Dios. Si algo destaco de la figura de María es que ella nos dio a Jesús porque hizo en ella viva la Palabra. Tuvo la disponibilidad para dejar hacer aquello que la Palabra de Dios iba marcándole en su vida. Esto para mí es un descubrimiento. Percibir la cercanía de María. Pienso que este periodo nos ha permitido de poder estar, de este modo mariano, dentro de la Iglesia.

Ignacio Álvarez
Secretariado de Medios de Comunicación Social