Con la llegada del COVID-19, los miedos, incertidumbres y confinamiento han alterado nuestra realidad social y laboral.

La Fundación Don Bosco está arraigada en nuestra provincia y su campo de acción preferente son los jóvenes más vulnerables en riesgo de exclusión social, entre sus proyectos destacamos dos: piso “Mercedes Berdonés” para jóvenes ex tutelados y piso “Don Calosso”, cuyos destinatarios son jóvenes refugiados.

Son muchas las entidades sociales y ONGs que siguen sosteniendo numerosos proyectos sociales cuyos destinatarios son: los pobres, excluidos, marginados, migrantes … los olvidados, son la cara oculta de este tiempo. Son los nadie.

Gracias a la profesionalidad, buena voluntad y amor que muchas personas sienten por dignificar a personas vulnerables, estas encuentran un lugar donde proteger su vida y responder a las exigencias y normas sociales.

Es por ello que deseamos realizar un sencillo y merecido reconocimiento a este colectivo de profesionales, que están al pie del cañón, con gran sentido de la responsabilidad, arriesgando incluso su salud para que estos jóvenes más desfavorecidos estén dignamente atendidos, procurando que el impacto del confinamiento les sea más llevadero, garantizando su bienestar, provisión de suministros básicos de alimentación, higiene, protección, sin olvidar el aspecto formativo y acompañamiento.

No olvidemos que estos pisos son como pequeñas familias, donde se cultiva el sentido de la responsabilidad, convivencia, solidaridad y fomento de valores democráticos, sin olvidar los lazos de afinidades muy útiles para proyectarse y desarrollarse.

Los trabajadores y voluntarios de estos pisos son modelos para nuestros jóvenes, quizás los únicos en su sociedad de acogida, ellos los necesitan para fortalecer su identidad, habilidades básicas de comunicación , relación e integración en la sociedad.

Las educadoras sociales, psicólogas, trabajadoras sociales, maestras y pedagogas de los recursos residenciales de la Fundación Don Bosco, y de otras entidades sociales, acuden día a día a sus puestos de trabajo. Pocas acciones de reconocimiento se han escuchado estos días hacia ellas (sobretodo ellas, al ser una profesión altamente feminizada). Son tan importantes como los profesionales del transporte, agricultores y ganaderos, sanitarios, personal de limpieza, carteros, personal de supermercados, o Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Nuestras EDUCADORAS acuden a DIARIO con una dosis extra de responsabilidad, ocultando sus preocupaciones familiares y quizás ocultando el miedo que puedan tener. Su vocación de servicio está orientado a que ningún joven se quede atrás; aquí no cabe el teletrabajo cuando hay que proporcionar educación en casa desde la proximidad, el ejemplo, las mil repeticiones, dificultades idiomáticas, las diferentes visiones culturales que pueda tener cada joven residente en un piso de Don Bosco; pero sobre todo desde la ENTREGA INCONDICIONAL, el CARIÑO, la CERCANÍA y el AMOR a todos y cada uno de nuestros chicos.

Desde aquí nuestro humilde homenaje por parte del resto del equipo, miembros de la familia salesiana y sociedad granadina.

GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS

Francisco Javier Cano Martín, Director Territorial de la Fundación Don Bosco en Granada.
Diego Quesada Polo, Delegado de la Comisión local para la Fundación Don Bosco en Granada.