Fecha de publicación: 30 de julio de 2020

Estudió en el Seminario de San Cecilio, residiendo en el Colegio de San Fernando. Recibió la ordenación sacerdotal el 22 de septiembre de 1906.

Fue párroco de Castell de Ferro y Calahonda durante cuatro meses, pasando a Pampaneira como párroco durante más de tres años, sirvió también como párroco Trevélez durante unos meses y fue párroco de Cástaras hasta 1924 en que pasó a su destino último que fue la parroquia de Cádiar. Había hecho sus estudios con calificaciones muy altas, pero era un sacerdote modesto, trabajador y metódico, de un carácter tranquilo y sereno; de una virtud ejemplar y de una exquisita rectitud, de una bondad muy particular, con la sencillez de un niño.

El 13 de agosto es incendiada la Iglesia de Cádiar y el 12 de septiembre el Párroco es detenido. Se le impuso una multa. Las hermanas del sacerdote recaudaron entre los fieles lo necesario para el rescate y puesto en libertad a los ocho días, sacerdote y hermanas marcharon al cortijo situado en la Cuesta del Molino, término de Lobras. La noche del 29 de septiembre fue obligado a levantarse de la cama, enfermo e inválido, y, mientras desde fuera cerraron la puerta para que las hermanas no pudiesen acompañarlo, lo asesinaron a los pocos metros. Antes había afirmado: Ustedes son testigos que si muero por ser sacerdote, muero con gusto y muero besando la mano del Señor, perdono a mis enemigos y deseo que me perdonen. Vosotras, mis hermanas, no lloréis por mí, mirad qué tranquilo estoy y ya nos reuniremos en el Cielo para no separarnos más.

Sus restos están en el cementerio de Lobras.