Fecha de publicación: 19 de abril de 2019

Presencia del Amor de Dios en medio de nosotros, que se derrama siendo favor y misericordia para cada uno de sus hijos.

Tú nos animas a poder estar abiertos en esta noche a ese don inmenso de quien se entrega sin mirarse a sí mismo; de quien muriendo inicia una vida que genera vida en otro, aunque uno la pierda. Ya lo decía: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, no da fruto; pero si muere, da mucho fruto”. Y escuchamos de Él esas palabras que el apóstol Juan nos recuerda: “Tengo sed”. Es Jesús el que tiene sed de nosotros. “Y quiero que sepas que cada vez que me invitas, Yo vengo siempre sin falta. Vengo en silencio e invisible, pero con un poder y un amor infinitos, trayendo los muchos dones de mi Espíritu. Vengo con mi misericordia, con mi deseo de perdonarte y de sanarte. Con un amor por ti que va más allá de tu comprensión. Un amor en cada detalle tan grande como el amor que he recibido de mi Padre. Yo os he amado como el Padre me ama a mí”.

Invoquemos juntos a este Padre, que es amor y misericordia providente con cada uno de sus hijos.

ORACIÓN:
Padre Nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga a nosotros tu reino,
hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden,
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
Amén.

Blas Gordo
Delegado Episcopal para el Clero

Plaza de las Pasiegas (Granada)
19 de abril de 2019