Fecha de publicación: 8 de diciembre de 2016

Encontramos el espacio decorado para la ocasión, una imagen central “LA INMACULADA”, rodeada de símbolos, luz, color, silencio…

Se nos invita a disfrutar de un tiempo de interioridad con ella, de un encuentro personal, tranquilo, intenso, alegre. Se nos proponen siete palabras: Cómo será; He aquí la esclava del Señor; Fue aprisa al encuentro con Isabel; Proclama mi alma…; Preocupados te andábamos buscando; No tienen vino; Haced lo que él os diga.

Tenemos tiempo para escuchar con el corazón y descansar en la palabra que nos orienta a nuestro vivir diario, a nuestra pregunta por el seguimiento, por la autenticidad de nuestra fe.
Nos ayudan los cantos donde pedimos a María que nos mire; que queremos ser fieles a su Hijo; le decimos que junto a ella queremos estar, que nuestra alma también canta de gozo al Señor, que le buscamos a Él, y que no adoraremos a nadie más que a Él.

Todo va ayudando a que el ambiente sea cada vez más cálido, cercano, donde nuestro corazón se puede expandir y nuestra alma disfrutar. Que seamos de todas las edades, de distintas comunidades, con distinta intensidad de vida… todo ello hace que nos sintamos unidos por una sola realidad: LA FE.

Tenemos presentes tantos otros lugares donde se está viviendo esta misma realidad de encuentro en la oración y pedimos por cuantas necesidades llegan a nuestro corazón desde la vida diaria.

Concluimos con la mejor oración, la dirigida al Padre, enseñada por el Hijo y repetida por tantos que queremos ser sus testigos.

Todo encuentro con Dios ha de concluir con alegría y así lo hicimos nosotros compartiendo de otra forma el tiempo, donde los saludos, las alegrías, las risas y las canciones nos llevan disfrutar de lo vivido. Agradecer un chocolate calentito con unos roscos fue el motivo de estar hasta las tantas.

Gracias a todos por habernos dado la posibilidad de ofrecer lo que tenemos: LA FE.

Parroquia “La Inmaculada” Dúrcal