El segundo jueves después de Pentecostés los fieles de la diócesis de Granada se han reunido por cientos en el templo catedralicio para celebrar uno de los días más importantes de la Iglesia y de la historia granadina.

La ceremonia eucarística congregó a decenas de sacerdotes, prácticamente todos los de la ciudad y parroquias de Granada, que salieron en cortejo hacia el altar para concelebrar la Santa Misa junto al Arzobispo de Granada, Mons. Javier Martínez.

“CRISTO HA VENIDO PARA QUE LE COMAMOS”

Durante su homilía, Mons. Martínez compartió su alegría por este día con todos los fieles, y les recordó la importancia de tomar conciencia de que quienes formamos el Cuerpo de Cristo somos todos los fieles que recibimos al Señor Sacramentado.

“Cristo no ha venido para que lo adoremos, Cristo ha venido para que le comamos”, resumió. Adorar al Señor en la Eucaristía es un gran bien para su Iglesia, pero “más importante es que comprendáis que cuando recibimos al Señor en la Eucaristía no es para que estemos solo cinco minutos con él” sino para que habite en nuestro corazón y salgamos con Él a la calle, “transmitiendo una alegría que nace de la libertad de los Hijos de Dios”.

Mientras se preparaban todas las Hermandades y Cofradías asistentes formando el largo cortejo de la procesión, varios seminaristas de San Cecilio leyeron diversos pasajes de las Sagradas Escrituras alusivas a misterio de la Eucaristía, así como una catequesis del Papa Francisco al respecto.

ENTRE ACLAMACIONES Y CANTOS

Al final de la celebración, salía el paso con la Custodia conducido por los costaleros sacramentales desde una de las naves laterales del templo. Después de dirigirse a los costaleros con unas palabras de aliento, D. Javier Martínez llamó al paso para que emprendiese su camino de salida hacia la Plaza de las Pasiegas.

Con altares colocados en algunas esquinas y las plazas alfombradas de juncia, romero e hinojo, el Santísimo hizo su recorrido por la calle Marqués de Gerona, Mesones, Reyes Católicos, Gran Vía de Colón y Cárcel Baja, antes de volver a entrar en Catedral.

Entre aclamaciones, aplausos y cantos, el Santísimo recorrió las calles en un ambiente festivo, recibiendo pétalos de rosas desde diversos balcones a lo largo de todo el recorrido.

De vuelta en Catedral, en una entrada colmada de gritos de alabanza y más aplausos, el Arzobispo de Granada destacó el ambiente familiar de la celebración, en la que “todos nos sentimos hijos de un mismo Padre, hijos del mismo Pueblo”, para terminar diciendo que “si el mundo se pareciese a lo que Dios quiere, se parecería a un gran día del Corpus”.

La despedida de esta procesión del Corpus 2019 se produjo con la bendición final que llevó a cabo Mons. Martínez con la Custodia desde el altar mayor, mientras una cascada de pétalos de rosa caía desde el techo del ábside.

Ignacio Álvarez
Delegación de Medios de Comunicación Social
Arzobispado de Granada